27.5.10

No me filosofoques.

El sábado pasado, invite a dos primos de mi hija a casa, con el calor que ha estado haciendo, aplicamos la de “Acapulco en la azotea” y les pusimos una de esas alberquitas inflables. El mayor de los primos (10 años), llevo consigo un juguete recién comprado por sus padres. Una suerte de ametralladora que al accionar el gatillo encendía luces que asemejaban ráfagas, como en un arma real. Confieso que al verla no me pareció algo para escandalizarme, ni nada por el estilo, ya había visto a los tres chamacos turnándose el arma un rato antes. Pero después, mientras tomaba un descanso de tanto sol, vi como mi hermana jugaba con mi Vale. Valentina tomó el arma de juguete y simulo disparar a mi hermana, la cual se fingió muerta. Los sentimientos que pasaron en ese momento raudamente por mi, pasaron de la indignación, al desprecio y a la tristeza. Me indigno ver a mi hija deseando herir a otro ser humano, sentí un profundo desprecio por los fabricantes de juguetes bélicos por usar su ingenio en cosas como estas y finalmente una profunda tristeza al darme cuenta que como padres algo que puede parecernos una insignificancia puede tener consecuencias en el futuro de nuestros hijos a niveles tremendos, Ya se que parece que estoy exagerando, pero en modo alguno lo veo así. Si bien no creo que tan solo por dejar a un niño jugar con un arma de juguete eso implicaría que a futuro el se convertirá en un delincuente, si estoy segura que al dejarlos jugar a matar pierden de vista el hecho primordial de que no debemos atentar contra una vida. No estoy exagerando porque a esa edad lo que uno debe hacer es tratar de que un pequeño conozca de valores, el respeto es el más importante de ellos, porque es el que al final hará que cumplas con todos los demás, si no respetas a los demás valores estás frito. Y no respetar el derecho universal a vivir es lo que comienza a convertir a nuestros chavos en lo que no queremos que sean. No es mi intención extenderme en el tema, porque cada uno sabrá lo que sus valores representan en su vida, solo quería exponer lo que le dije a mi hija para que comprendiera los alcances de lo que estaba haciendo, aunque fuera solo un juego, para lo cual primero es necesario referir una anécdota anterior.

La primera vez que Vale vio “Charlie y la fábrica de chocolates”, justo en el momento en que las fuerzas de la naturaleza me llamaban a desalojar líquidos de mi organismo (o sea que, como decía mi abue, “fui a hacer de las aguas”) paso la escena de la bienvenida del señor Wonka para los niños ganadores de la visita a su fábrica. En la parte en la que se empieza a quemar el escenario y una de las muñequitas del mismo se derrite, mientras uno de sus ojos resbala de su órbita fue demasiado para Vale, lloro y lloro y lloro inconsolablemente porque “se le había caído su ojo a la muñequita”.

En el momento en que mi hermana se fingió muerta por los disparos del arma ficticia con la que mi hija le disparo, por alguna razón que aun no logro comprender, recordé esa escena que vino a sacarme del problema y le dije: “Ahora se le caerá su ojo a tu tía como a la muñequita de Willy Wonka. Su primera reacción ante el comentario fue de enojo en mi contra por arruinarle su juego, pero remate con un contundente “eso es lo que le pasa a las personas si les disparas con un arma como esa”. Inmediatamente devolvió el juguete a mi hermana, la cual salió como perro regañado después de que agregue que no entendía porque les compraban ese tipo de juguetes.

Probablemente exagere la nota, probablemente no, pero prefiero haberla exagerado y que a lo mejor mi niña se haga un tanto reservada, a que luego ya de plano pierda el respeto por la humanidad, y en un futuro quizá no tan lejano acabe ya sea como novia de un delincuente, o atropellando imprudencialmente a un ciudadano por conducir en estado de ebriedad.
 

 


19.5.10

Todo lo que tengo.

Soñar tus ojos y los míos
En lasciva clave Morse.


Soñar mi boca sucumbiendo
Y de tus besos ser sustento.
Soñar un canto solo mío
Que susurro en tus oídos.

Soñar que en espiral vamos cayendo.

Soñar en embeleso hurgar tu cuerpo,
Y que te hago el amor de modo lento.

Soñar que tu placer me sobrepasa
Sentir tu pulsación. Hacerte mío.

Y en ese instante último un suspiro
Mientras caes de placer desvanecido.

 

 


 

 

 

 P.D. Que chingón cantaba el Raphael, snif!

23.4.10

Lost Cause.

Esta pinche depresión ha vuelto,
Y amenaza con ser definitiva
Me mata recordar lo que he sido.
Y no puedo cambiar lo que voy siendo.

¿Porque todo lo bueno es imposible?
¿Por que tenía que traicionarte y traicionarme?
De nada me valdrá contarte ahora
Esta verdad a medias que taladra.

Pensé en jamás volver a verte, y sin embargo,
Cada vez que te veo me hago pedazos.
No tengo la más mínima esperanza,
De creer que algún día estaremos juntos.

Yo se mejor que nadie que me miento,
Cada vez que un futuro feliz, despreocupado,
Y lleno de calor a tu lado me invento.
Y regresa a mi boca este sabor salado,
Y esta decepción que me pica los ojos.

Si no lloro no es por falta de deseo,
Pero mis ojos se rehúsan a mojarse.
Y esta coraza en que se ha convertido,
El músculo impulsor de mis latidos
Me impide demostrar lo que ha dolido
El vértigo insistente de saberte perdido.

Y cuando sepas lo que soy realmente;
Permite que me ponga en tus manos
Con la lucidez de un loco embrutecido.
Que ha diferencia de mis días mejores,
A diferencia de algún otro día
Y por única vez en esta vida
Estoy dispuesta a dar lo que querías.

Desliza una rodilla entre las mías
Divide mi cuerpo en dos y a cada parte
Entrega la pasión que corresponde.
Que hoy no voy a permitirle a mis prejuicios,
Detener el pulso loco acelerado.

Y cuando te vayas cierra bien la puerta
Que no has de traspasar una vez fuera.
Porque esta noche es una despedida,
Y no verás una vez más la herida
Que está noche me has dejado abierta.





16.4.10

Raining in Paradise.

La irresistible boca se abría paso expectante,
Reptando dulcemente sobre mi duro cuello.
Las manos sujetando firmemente los brazos,
Y abajo en un suspiro se rendían a mi anhelo
Las formas almendradas de aquellos ojos negros.


Saboreando en su piel, embriagador aroma,
Y el cuerpo del delito, delinquiendo conmigo,
Se abrió paso su mano acercándome a su cuerpo,
Dejándome sentir la fuerza en su deseo.


Mi cuello latigueado por su lengua despiadada,
Dejando perceptibles humedades y espasmos,
Al contacto del viento me erizaron la espalda.
Que tormento más dulce, que febril arrebato.


Y una lluvia arremete contra este par de cuerpos,
Que huyendo de lugares con multitud de gente,
Encontraron refugio en plena calle hace un rato,
Permeando entre sus sales y la lluvia sus sabores.


Y ella eleva su rostro para alcanzarme un beso,
Y sin dejar por ello de mostrar fiero empeño,
Recibe sin recelo lo suave de su piel fina llovizna.
Maldice por lo bajo: ¡si al menos no pasara tanta gente!
Con la cantidad de cosas que quisiéramos hacernos.


Sin dejar de mojarnos y entre ráfagas heladas
Las manos de los dos buscan ingenuas la manera
De tocar ciertas secciones y evadir la vigilancia
Pero cada que lo logran pasa cerca un transeúnte.


¿Porque hay tanta gente en la calle con esta lluvia?
Enfatizando su enojo dándome un beso furioso,
Vuelve a quejarse su voz sin dejar de hacerme cosas
Que en conjunto con la lluvia que hace rato que nos moja
Me está haciendo desear a su nivel más de este infierno.


Hasta se me antojaría ser una vulgar callejera;
Porque al paso que va mi mano sobre su cuerpo,
No encuentro forma ya, de no quererle dentro
Y en plena calle dejar que haga me haga lo que deseo.

Sus manos toman por asalto el deseo que provocan
Y acercándose a mi oído me murmura confidencias
Yo por poco no la escucho declarar lo que desea
Porque en remolinos ardo al ritmo de sus caricias.

 
Sin mayores miramientos me hago con sus instrumentos.
Y agitados en mi mano lo voy volviendo mi esclavo
Le suspiro muy bajito lo que en mi cuerpo provoca
El contacto de mi mano con sus armas afiladas.

Ya no puedo hacer que nada contenga estos movimientos
Y al ritmo de su capricho me dejo llevar gustoso.
Sabiendo que no podemos hacer más de lo que hacemos,
En pos de mi satisfacción, airosa cede su triunfo.

Y el rumoroso latido de su corazón y el mío,
Se acarician en el aire más de lo que hemos podido
Culminando esta sesión de vértigo, lluvia y besos
Con el cese de las gotas que cayendo estaban antes
Dando paso en su lugar a la explosión inminente
De sus fluidos internos resbalando entre mis manos.

 


 

26.3.10

Tiempo de Híbridos.

El presidente de México ha tachado esta semana al narco de una “ridícula minoría”, y uno se ríe, porque llorar ya no es opción. A los dos estudiantes muertos a las puertas del Tecnológico de monterrey no les habría hecho tanta gracia el chistecito, y menos a sus padres que se les diera el distintivo de miembros de la “ridícula minoría”. Hace unos días también escuchamos declaraciones del secretario de gobernación reprochándole a Janet Napolitano una declaración donde decía que la presencia del ejército en Juárez no ha ayudado en la lucha contra la delincuencia en Juárez, diciendo que también el gobierno gringo tiene su responsabilidad en el asunto. Paradójicamente, también esta semana se dio a conocer la captura de algunos miembros de esta delincuencia organizada en manos del ejército, luego de un enfrentamiento entre ambos, y con la "novedá" mi general, de que al día siguiente uno de ellos amanece ejecutado y encobijado, y nadie supo que paso. Al otro lo encontraron, como es natural en su casa, con su familia, disfrutando de lo derechos humanos que por ley universal le corresponden.

¿Y el presidente no ve eso? Se ha cansado de justificar la presencia militar en zonas de conflicto, y en Nuevo León, para variar, también esta semana se hicieron cercos con vehículos robados en importantes avenidas impidiendo el tránsito local, ¿y eso cómo se justifica? Algunos, como el rector del TEC de Monterrey plantean que ante la falta de una autoridad competente no hay más que las fuerzas castrenses, pero, agrega, ¿a ellos quién los supervisa? No hay estado de derecho en Juárez, es verdad, para que nos ponemos broncos cuando lo único que Janet Napolitano dijo fue la verdad, es cierto que ellos tienen bastante vela en este entierro, eso lo sabemos todos, pero al final se confirma aquello de que la verdad no peca, nomás incomoda. Pero ¿Juárez es el único lugar donde no hay estado de derecho?, señores, repito esta frase, esta misma semana se le ha dado la espalda a la recomendación de la CNDH a la PGR en los casos de Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, acusadas de de secuestro, por la supuesta retención de seis elementos de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) de la Procuraduría General de la República (PGR). A pesar incluso de que algunos políticos con afanes electorales han declarado la injusticia que el caso a todas vistas representa.

Y entonces que señor presidente, ¿a los delincuentes hay que dejarlos salir por la puerta grande como sucedió ayer en un penal en donde más de 40 presos se fugaron ayudados por dos custodios , mientras personas que son usadas como chivos expiatorios pasan sus días en chirona? O bueno está también el caso del encobijado-detenido que seguramente estorbaba ya demasiado, tanto que valió la pena arriesgar la credibilidad del ejercito con tal de quitarse de encima a ese engorroso sujeto. Lo cierto es que el estado de derecho no se perdió de un día a otro en Juárez, ¿o acaso las muertas de Juárez ya quedaron en el olvido tan solo porque ahora el crimen organizado tiene que combatir contra el ejercito en lugar de dedicarse a sus labores acostumbradas? El estado de derecho se ha perdido con el paso del tiempo en una combinación de policías y autoridades corruptas coludidas con el narco, los secuestradores, y toda otra clase de delincuencia organizada. ¿Hasta que punto están coludidos que es ya imposible acabar con el crimen organizado porque está protegido por la ley? La lucha del ejercito es entonces una lucha no solo contra el crimen sino también contra las policías, y si a eso agregamos que hasta ahora el poder militar no esta sujeto a ningún lineamiento con respecto a las autoridades, que en todo caso uno se pregunta que tan útil sería supeditar a un grupo militar a unas autoridades corruptas (es así como podría explicarse el caso de los delincuentes detenidos que al día siguiente ya ni estaban detenidos, y si no ha sido por el que apareció ejecutado, nadie se habría enterado). La respuesta no existe, la corrupción está en todos lados, no hay que olvidar que tampoco la milicia esta nada limpia en este juego en el que el más limpio es estercolero.

Las personas honradas y trabajadoras, porque aun las habemos, no esperamos de nadie ya. No hay ley, no hay jurisdicción, no hay estado de derecho, pero no solo en Juárez señores, vámonos tan solo a medirnos en nuestro microcosmos. En cada colonia hay un ladrón del que hay que cuidarnos, o por lo menos en la mía sí. Hace unas semanas a mi hermana la asalto un vecino, días después al sentirse no tan solo reconocido, sino amenazado por las personas que amablemente se preocupan por el bienestar de mi familia, tuvo aun el descaro de presentarse a tocar a las puertas de nuestra casa, quesque para aclarar las cosas. Mi madre, que junto al sabio Salomón se juega un tiro rifado, jamás reconoció que en mi casa hubieran asaltado a alguien y le dijo al delincuente que no se preocupara, que mientras el tuviera su conciencia tranquila, para que andaba aclarando cosas. En pocas palabras le dio bofetada con guante blanco. Y ustedes dirán, huy!, si que fregona la señora, solamente se hizo la loca y aún así la alaba. Pues si, si lo hago, porque en estos días un valiente es tarugo y acaba en el hoyo, ya ven al pobre estudiante victima de las viudas negras lo que le paso. Mi madre fue sabia por dos razones. la primera porque uno no debe enfrentar a un delincuente sin saber que guarda bajo la ropa, y la segunda porque en este país no hay ley. Si usted reconoce y denuncia a un delincuente le pasara lo que al esposo de una amiga, que tuvo un altercado con una pandilla de ladrones y que aunque el día del suceso la libro porque se vio hábil, días después, los mismos maloras le metieron un madriza que lo llevo a pasar varios días en el hospital, y todo por hacerse el valiente en el primer encuentro con los citados malandros. En la colonia donde él hacía reparto para la empresa en la que labora, ya sabían de sobra de este grupo delictivo, en palabras del agraviado “unos chamacos de diecisiete años”, pero también advirtieron que a pesar de las denuncias de otros agraviados más, lo único que siempre pasaba era historia antigua, la patrulla los sube frente a los que demandan su apoyo, y seguramente algunas cuadras adelante los deja ir sin más, porque al siguiente día ya están otra vez en lo suyo. Y no me digan ustedes que no saben por lo menos de otros tres casos parecidos, ahí a la vuelta de su casa, en la colonia vecina ,cerca de su trabajo, etc. etc. etc.

Y bueno, podría pasarme hablando del tema tardes enteras y este sumario ya se ha convertido, más bien, como diría Sabina en un rosario de cuentas infelices. Y yo, estoy por terminar una semanita brutal. Me voy, pero me quedo con una pregunta en mi cabeza:

¿Acaso estaremos con toda nuestra tecnología y avances científicos, con nuestro Internet y nuestra imagen cosmopolita condenados a volver a la edad de las cavernas?