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17.9.11

Desire.

Entre tú y yo sexo y nada más.
Una penumbra insolentemente enturbiada
Por alguna lejana luz que deambula.
Extrañamente con mis manos te recorro,
Y aun sin corazón de por medio, te nombro.

Tus ojos acusan tu deseo ansioso
Y esos silencios son tan delatores.
Yo no quiero pasar una noche a tu lado;
Pero estar en la misma penumbra,
Compartiendo salivas, sudores,
Justifica el dolor del proceso.

Entre tú y yo un abismo previo
De decisiones y arrepentimientos,
Rechazos, tras rechazos importunos,
que hicieron que llegara este momento,
Con una ya anunciada resistencia,
Que transforma sus hojas en urgencias,
Y a nuestros cuerpos en flechas de fuego.

Entre tú y yo silencio y pesadumbre,
Entre tú y yo la lumbre,
Entre tu y yo el deseo,
Entre tú y yo el retorno a la costumbre;
Y el no saber de ti, la incertidumbre.

Sé que vas a volver, más no sé cuando.
Y esa espera derrama sus venenos.
Venenos que serán sazón futura,
De furtivos, fugaces, próximos encuentros.




1.4.11

Sé que gozas y me gusta.

Como una quinceañera, él decía sentirse,
Entrepierna húmeda y rubor ardiente.
Sus ojos no miraban otra cosa,
Que aquel puñado súbito de ideas.

Hacer el amor con la letra gustaba,
Releyendo las frases en silencio,
Y mientras su pasión se despertaba,
Ella en su ingenio se regocijaba.

Tenerle ahí alelado era su juego,
Pensando siempre que lo controlaba,
Y las tardes enteras se gastaban
Tirando de una cuerda imaginaria.

Y una ocasión él no estuvo presente,
Y a otra se le unieron más ausencias.
Y entonces… un día, él quiso conocerla;
Pero ella se negaba, perniciosa.

No sabe aún si era un temor fundado,
Su obsesión era no decepcionarlo.
¿Al conocerse acabaría el encanto?
¿Y si él salía por piernas disparado?

Ya no hay lecturas sucias en pantalla.
Ni raudos remolinos en el vientre.
Se detuvo la rueda en que giraron,
Sus mutuas sensaciones-perversiones.

Sabor, es lo que quedará entre ellos,
El que a cada uno el otro ha despertado.
Pero unidos estarán en sus recuerdos,
Por un lascivo y lúbrico pasado.




8.2.11

All your love is gone.

Abres los ojos y confusa te incorporas,
Buscas con las manos alrededor tuyo,
Porque la luz justo ahora está ausente,
Porque aun así, presientes algo cerca.
Insinuándose ya, el cuerpo del delito.

Pero mi cuerpo yace tumescente
Por la ausencia del tacto de tus manos.
Y te otorgo en el silencio mi permiso
De encenderme con tu fuego incandescente.

Porque mi metal a tu calor se altera,
Porque tú derrites todas mis barreras
Despertando a la persona egoísta que soy.
Y porque a tu lado, yo, el mortal más ruin,
A mis peores pecados rienda suelta doy.

Porque tú eres un todo, buena y mala;
Sin pedir equilibrios y sin extremismos.
Porque siempre me dejas avanzar más lejos,
Porque aun no me limitas ni detienes.

Y ahora mismo acostumbrando tu mirada
A la oscuridad que reina en este cuarto,
Tú sigues hurgando en esta sabana fría.
Pero a pocos milímetros te estoy esperando,
Con la superficie entera de mi cuerpo
Erizada a la espera del delirio de tu tacto.



14.10.10

Se hace camino al andar.

Eres ese oscuro laberinto en que gravito,
Al amparo tan solo de mis manos y oídos,
Pues cerrados los ojos cautamente mantengo
Y me muevo tanteando con partes de mi cuerpo.

Y no avanzo un milímetro sin pasar mis penurias,
Y no abrazo una penuria sin su goce consecuente.
Y es que tanta oscuridad me oculta ya varios enigmas.

Y no descifro un enigma, sin que me tiemblen las manos,
Al tocar la rispidez de tus muros, tus costados.
Y no acaricio tus muros, sin abrazarme a tu esencia,
Porque todas las paredes de este oscuro laberinto,
Son pedazos de tu cuerpo que recorro con mi lengua.
Y al contacto de mis besos siento arder tu superficie.
Y literalmente ataco cada borde y cada vuelta.

Y en tus calles empedradas tropezando,
Cuesta abajo ya mi rumbo estoy tomando.
Sin abrir aún los ojos me deleito serpenteando
A la vera de senderos más silvestres y enramados.
En la pradera de ensueño debajo de aquel arbusto
Se me acaba la paciencia, ya no aguanto más de gusto.
Abro mis ojos heridos por la luz de que disfruto,
Y a plenitud me deleito con el árbol y sus frutos.

Y esa suave anatomía que descansa entre mis manos
Se expande hasta abrirse paso por una nueva vereda.
Se remueve entre una selva que lo espera palpitante
Y en lo profundo lo aguarda detrás de húmeda estela
Un abismo tambaleante recibiendo la intrusión.

Tu mirada me atraviesa tanto como lo demás.
Traspasando lo imposible, mis ojos se abren aun más.
Y en la fuerza de tu abrazo prisionera quedará
Bajo está lluvia conjunta mi rendida voluntad.



27.8.10

Under my skin.

"Soy un huracán que tarde
 o temprano va a dejarte
 desorientado, despeinado
 y por supuesto desvestido."
En ocio quizás comienza
Nuestra historia, literal.
Cuando te solté una línea
Muy poco convencional.

Y una insinuación perversa
Con las letras fui a lanzar;
Respondida de inmediato
Por quien supo interpretar.

Y al leerte respondiendo,
Me dije, “yo pienso igual”
Y adentrados en materia,
Ya ni como reclamar.

Sobre el teclado formulo,
Cual un moderno juglar,
Frases en doble sentido,
Que pretenden despertar,
Un interés más genuino
Que tan solo una amistad.

Y mí mirada lasciva
Escudriñando el monitor
Y esos puntos suspensivos
Que me indican que mi golpe te llego.

Y recibo una respuesta
Que de lleno me relata tu estupor.
Y el temblor de tus rodillas
Manifiesto por escrito
Sé que lo he logrado yo.

Y hay un nudo en mi garganta
Presintiendo al otro lado un receptor,
Imaginándome ardiente,
Que al otro lado del cable,
Se emociona igual que yo.

Pues hace ya treinta líneas
Tus palabras de las mías
Se alimentan sin temor.
Y organizo en mi cerebro
Cada una de las frases
Que preparo en tu favor.
Esperando hagan efecto
Al llegar al monitor de tu lap-top.

Escribiendo a toda prisa
Toda clase de palabras sin pudor,
Que hacen que un desconocido
Al otro lado del cable
Sienta lo que siento yo.
Y al leer mis sucias líneas
Sienta un vuelco en su interior.
Y este puñado de ideas
De mi mente retorcida
Le provoque excitación.

Y a tropel sobre las piernas
Sube un torrente canino
De sangre mordiendo el polvo
A esas pulsiones precedido.
Suben hasta mis oídos
Sensaciones de alarido
Que enrojecen mis mejillas
Y enrarecen mis fluidos.

Y escriben cual raudas aves
Mis manos sobre el teclado
Un puñado de delirios
Que encadenen tu reacción.
Pues mi cuerpo aquí reclama
Por no sentirse ofendido
Igualdad de condiciones
Con quien esto provoco.

Y en mi entraña dolorido
Se despierta de mi ardor
Un espontáneo estallido
De espasmos en sucesión.

Y a maldecir por lo bajo
La pereza de la ciencia
Me dedico, alucinando
Con teletransportación.

Porque trato y no consigo
Despedirme sin temor
Me pregunto si realmente
Cuando cierre la sesión
Habrá quien me garantice
Que esto realmente ocurrió.

Y apenas llegan avisos
Que te encuentras conectado,
Me abalanzo en tormentosa
Lluvia de acoso sensual.
Y recibo una respuesta
Sin dudarlo complacida.
Tus miradas no me miran,
Pero miran mucho más.
Y a seguir con este juego
Que nos gusta y nos castiga,
Fascinados nos quisimos condenar.






21.7.10

At first I was afraid, I was petrified.

Agolpada contra la piel tengo la sangre.
Sabes lo que provocas al mover así tu cuerpo.
Los ojos entrecerrados acechantes.

Tu boca se abre…
Un zapato juguetea entre tus dedos,
Y cuando una pierna cruzas casi muero.

Tus perversos labios oprimen y aspiran;
Cigarro y humo, aclaro.
Pero yo que más quisiera…
De un mordisco me prendieras
Aunque fuera esta lujuria.

Mis manos apenas puedo contener en los bolsillos.
Tus brazos, derecha izquierda, ondeas sobre tu cabeza.
Pero, ¿sabes?; tus caderas se llevan todas las palmas.

Mis ojos no predicen el siguiente movimiento
¿Derecha, izquierda? ¿Arriba, abajo?
Un vértigo aparece y un espasmo.
Por no perder detalle no desmayo.
Ahora tus labios mojas con descaro,
Y abres tus ojos grandes a mis ojos.
Mientras te acercas, trato de tocarte,
Pero te alejas y me quedo loco.

Loco por recorrer esas caderas
Que acabas de dejar al descubierto.
Y quiero ya que caiga todo el resto
De la ropa que aun cubre tu cuerpo.

Tu manera de mover todo ese cuerpo,
Que acelera mi pulso desbocado,
Me arranca unos suspiros tan tremendos,
Que acaban con tu música de fondo.

Y ya quisiera yo que Gloria Gaynor
Se jactara de sobrevivir a este infierno.
Cuando la escucho cantando orgullosa:
“Did you think I'd lie down and die?”“
Ya quisiera yo pensar en otra cosa.

Pero sigues moviéndote a su ritmo,
Y pareces hacerlo a marcha lenta.
Y yo te quiero ya sobre mi cuerpo
Y yo no puedo ya perder más tiempo.

Te acercas otra vez y es permanente,
Y me dejas tocarte suavemente,
Y te descubres ya completamente,
Mientras Gloria celebra así mi suerte:

"I've got all my life to live.
I've got all my love to give.
I will survive, I will survive, eh hey."

 

 



16.4.10

Raining in Paradise.

La irresistible boca se abría paso expectante,
Reptando dulcemente sobre mi duro cuello.
Las manos sujetando firmemente los brazos,
Y abajo en un suspiro se rendían a mi anhelo
Las formas almendradas de aquellos ojos negros.


Saboreando en su piel, embriagador aroma,
Y el cuerpo del delito, delinquiendo conmigo,
Se abrió paso su mano acercándome a su cuerpo,
Dejándome sentir la fuerza en su deseo.


Mi cuello latigueado por su lengua despiadada,
Dejando perceptibles humedades y espasmos,
Al contacto del viento me erizaron la espalda.
Que tormento más dulce, que febril arrebato.


Y una lluvia arremete contra este par de cuerpos,
Que huyendo de lugares con multitud de gente,
Encontraron refugio en plena calle hace un rato,
Permeando entre sus sales y la lluvia sus sabores.


Y ella eleva su rostro para alcanzarme un beso,
Y sin dejar por ello de mostrar fiero empeño,
Recibe sin recelo lo suave de su piel fina llovizna.
Maldice por lo bajo: ¡si al menos no pasara tanta gente!
Con la cantidad de cosas que quisiéramos hacernos.


Sin dejar de mojarnos y entre ráfagas heladas
Las manos de los dos buscan ingenuas la manera
De tocar ciertas secciones y evadir la vigilancia
Pero cada que lo logran pasa cerca un transeúnte.


¿Porque hay tanta gente en la calle con esta lluvia?
Enfatizando su enojo dándome un beso furioso,
Vuelve a quejarse su voz sin dejar de hacerme cosas
Que en conjunto con la lluvia que hace rato que nos moja
Me está haciendo desear a su nivel más de este infierno.


Hasta se me antojaría ser una vulgar callejera;
Porque al paso que va mi mano sobre su cuerpo,
No encuentro forma ya, de no quererle dentro
Y en plena calle dejar que haga me haga lo que deseo.

Sus manos toman por asalto el deseo que provocan
Y acercándose a mi oído me murmura confidencias
Yo por poco no la escucho declarar lo que desea
Porque en remolinos ardo al ritmo de sus caricias.

 
Sin mayores miramientos me hago con sus instrumentos.
Y agitados en mi mano lo voy volviendo mi esclavo
Le suspiro muy bajito lo que en mi cuerpo provoca
El contacto de mi mano con sus armas afiladas.

Ya no puedo hacer que nada contenga estos movimientos
Y al ritmo de su capricho me dejo llevar gustoso.
Sabiendo que no podemos hacer más de lo que hacemos,
En pos de mi satisfacción, airosa cede su triunfo.

Y el rumoroso latido de su corazón y el mío,
Se acarician en el aire más de lo que hemos podido
Culminando esta sesión de vértigo, lluvia y besos
Con el cese de las gotas que cayendo estaban antes
Dando paso en su lugar a la explosión inminente
De sus fluidos internos resbalando entre mis manos.

 


 

3.3.10

Dream a little dream of me.

Durante muchos días con sus inciertas noches.
Tuve la vana esperanza de volver a escucharte,
Deseo de repetir esas llamadas nocturnas,
Haciéndome saber que de mi cuerpo hambriento estabas.

Sin respuesta favorable he visto el tiempo correr.
El dolor de tu silencio a entristecer me convida
Y el teléfono en silencio me contempla perecer,
Y tú no me llamas nunca, y tú, ni señal de vida.

Y yo acá del otro lado del desesperante cable.
Soñando que tú me llamas, soñando que tú me sueñas.
Soñándote desnudo y febril a mi costado.
Soñándote desnudo y febril entre mis labios.
Soñándote desnudo y febril entre mis manos.
Rodando en está cama con tu cuerpo entrelazado.

Sin más ocupación nocturna que añorarte,
Insinuando tus locuras con malicia,
Repitiéndome en voz baja tus deseos.
Recordando esas promesas de caricias.

Soñando en voces, una vez, soñé tu voz,
Y mi voz clamo el deseo de tus besos.
Y dormida te narre mis movimientos.
Y soñando hablé a tu oído mis anhelos
De tus labios recorriendo mi desierto
Que agrietado a tu humedad crujió sonriendo.

Y esa voz que fue murmullo entre mis sueños,
Con demencia fue dictando movimientos
Que mi cuerpo sin control fue produciendo.
Y en la danza de mi oscuro movimiento
Te soñaba con tu cuerpo recorriendo mis adentros.

Y al húmedo despertar de mis gemidos
Despertaron otras tantas perversiones.
Y mis manos eran lánguidas las tuyas
Que a mi cuerpo acariciaban lentamente.
Y eran desesperantemente suaves,
Actuando morbosamente lascivas,
Intencionadamente escrupulosas.

Y cuándo al fin ese timbrazo me despierte
En medio de una noche, soñolienta,
Cuando a mi oído murmures tus deseos,
Yo, recordando ese sueño recurrente,
Sin tu haberlo siquiera imaginado;
De cómo tantas noches me has besado,
Narraré para tu placer únicamente.

Y si pasara el tiempo indiferente,
Y de mi no se acordaran tus recuerdos.
Te hallaré entre mis sueños nuevamente
Propinando a mi piel sensual tormento.

Y tu voz otra vez vendrá a mi mente
En murmullos nocturnos de deseo,
Invadiendo mis turbios pensamientos
Hasta el sueño soñado de mis sueños.

Y así otra vez podré tenerte dentro
Disfrutando el glorioso movimiento
Del latido en mi cuerpo de tu cuerpo.





19.2.10

Friday I'm in love.

Ojalá fuera sencillo apartarte de mi mente,
Pero nada me podrá borrar la imagen
De tu larga cabellera suspendida por el viento,
De la esbelta curvatura de tu pierna al descubierto.

Si no fueras del calor que hay de mi cuerpo
El caudal de sensaciones que lo enciende.

Si al oscuro deseo de mis ojos sucumbieras,
Si dejaras que mis manos tus veredas recorrieran,
Y en las curvas de tu cuerpo se perdieran.

Quizá si entendieras lo que me haces sentir,
Cada vez que la brisa se abalanza sobre ti,
Y entrecierras los ojos al golpe del viento,
Recibiendo en la cara su beso violento.

Si no me volviera loco ese vuelo embravecido,
Que al ritmo de mis latidos ejecuta tu vestido,
Dejándote al descubierto mucho más de lo que creo.

Cuando el viento lujurioso se empeña en acariciarte,
Y tú, lánguida respondes a su caricia demente.
Yo vouyer desde este lado de la acera te contemplo,
Con el ahumado cristal de mis ventanas de por medio.

Y tú allá sigues de pie, sobre el balcón tocándote
Yo amarrado de esos ojos salvajemente expresivos,
Admirando tus caderas mientras das la espalda al mundo.
Por razones comprensibles a mi ropa no me ajusto.

Pero como cada viernes, tristemente la función a su fin llega
Y al cerrar esa cortina solo dejas la visión de tu silueta
Que obedeciendo al verano, desnuda al lecho desciende
Y apagando velas, música y ventilador te duermes.

Mientras yo miro apagarse la ilusión de poseerte,
Repitiendo cada viernes mi papel de espectador.
Y ese viento que hace un rato inamovible me tenía.
Se suspende una semana hasta el regreso a marquesina
De tu show.

 



 

9.2.10

No more I love you's.

Otra vez sin ti
Despertó esa sensación,
Y mi necesidad ha crecido
Desde la última vez.

Dos cuerpos desnudos
Reflejados en la luna de un hotel.
Contraste blanco y negro
De tu piel sobre mi piel.

No te quiero compartir.
Mi deseo sin fin,
Mi fugaz devoción.
Tu cuerpo, mi pasión.

Acércate otra vez
Derríteme esta sed
¿Cuándo vas a volver?
No te quería perder

Nada soy para ti,
Lo sé.
Pero ¿Sabes en mi cuerpo
Cuanto te deseo sentir?

Me dejaste así…
Con la sensación,
De culparme a mí
Por ser lo que fui.

Y tal vez tenías razón.
Pues mi cuerpo, sin control,
A tu fuego respondió
Y consecuencias no medí

¿Por qué no has vuelto a mí?
No te quería perder

Hoy te quiero sentir.
Hoy me siento febril.
Necesito de tu cuerpo disfrutar
Profundo mar…
Por tu suave superficie navegar

Eres la historia definitiva
De mi placer, absoluta.

Eres mi segunda piel
El calor que apaga mi sed
Eres furia, eres mal.

No te guardo rencor,
Quiero verte otra vez.
No me odies por favor.
Ya no sientas temor.

Te prometí estar bien
Tanto tú como yo
Sabes que me exalte
Pero no te falle

Necesito otra vez
Tu cuerpo con mis dedos recorrer,
Tu espalda morder,
Tu esperma verter
En mi piel.

28.1.10

Infinitivo.

Eres dulce tormento,
Tormento suave,
Insomnio sutil,
Aliento débil,
Absurdo total.

Despierta estoy…
Vago febril.
Ansia demencial,
Contenido suspiro.
Profundo frenesí,
Corrosiva soledad.

Contigo fui,
Ya no seré.
Quisiera estar,
Interpretar,
Complementar,
No desistir.

Abismo soy,
Profundo y cruel,
Deseo vil.
Quiero tener,
Corresponder,
Estremecer.

Atestigua mi dolor,
Calma mi sed.
Obligada a contener,
Me quisiera ya mover.
Proponerte retomar.
Este infierno deshacer.

No me dejes perecer,
No te ausentes de mi piel.
Déjame volverte a ver.
Y es que quiero infinitivo
Volverte a TENER.


 

21.1.10

Promesa Nocturna.

La noche se apodera lentamente
Del espacio en que hace un rato gravitamos.
Tu cabello enmarañado el viento mece.
Brillan los ojos de los dos magnetizados
Apagando los temores del opuesto.

La penumbra de a poco va creciendo,
Transportando ese ligero vaivén,
Desde las piernas, hasta nuestros vientres

Corren líquidos veloces por mi cuerpo
estallando en sudores violentos.
Y un espasmo vuelve a recorrernos
Al momento de besar nuestro labios.

Y le arranco al corazón ésta piel,
Para dártelo libre de pecado,
Pues una vez que ruede a tu costado,
Mi cuerpo no sabrá que hacer con él.

Pues las manos tendrán nuevas tareas
En las cuales invertir sus esmeros.
Y tu boca no ha de hablar, por lo menos,
Mientras la tengas invadida por mis besos.

13.11.09

This night has opened my eyes.

Me habían dado todo. Era uno de los hombres más acaudalados de la región, la mujer que yo quisiera llevarme a la cama, caía como por hechizo entre mis sabanas. Y todo esto se lo debía al clan.

Pero yo tenía un número que presentar, debía cumplir mi misión hasta el final, no podía quedar mal con el clan, a menos que prefiriera perder la vida, aunque, perder la vida era lo de menos, comparado con la tortura intermedia que se acercaba cada vez que alguien desistía de continuar obediente a los lineamientos del clan.

Las deudas en el clan se cobraban puntualmente, y es por eso que yo tenía que llevar una doble vida. A pesar de que mis deseos de pasar todo mi tiempo con ella sobrepasaban mis capacidades, sabía que de abusar de su compañía la pondría en el mismísimo ojo vigilante del clan. Y de ningún modo estaba dispuesto a aceptar que ellos cobraran mis deudas con su vida.

Así que para ella, solo estaba cuando me era posible escapar del asedio de aquellos, y cada día en sus brazos valía los otros treinta sin verla.

Solo puedo pensar una y otra vez en el sol brillando sobre su cabello a contraluz. Recordando aquella tarde de la última vez que la vi. Yo, recostado sobre la cama, apenas abrí los ojos y el sol, eclipsado por la sombra de ella, esparcía suavemente unos furtivos rayos por el cuarto. Ella estaba de pie frente a mí, mostrando al exterior su espalda desnuda a través de la ventana. Una combinación de sombras danzaba sobre su rostro y solo sus ojos competían con la última luz del atardecer que la envolvía en su resplandor. Uno no podía sortear su destino una vez que se cruzaba la propia mirada con esos ojos, con la inmensidad azul de sus ojos, enmarcados casi siempre en la maraña de rojos rizos que le cubrían incluso parte de la espalda. Una hechizante combinación.

Recuerdo aun aquella noche última en nuestro lecho, la sensación de sus rizos deslizándose entre mis manos; como ríos de vino tinto derramados en las sabanas, postrados al fin sobre la cama enmarcando el pálido rostro. El olor a inciensos de la habitación, su embriagador perfume mezclado con los aromas de sus fluidos. La visión panorámica de su vientre mientras yo me bebía sus secreciones. El temblor de sus labios en el momento mismo de hacerme palpable en sus adentros, sus marinos ojos abriéndose inconmensurables en absoluta comunión con sus gemidos. Sus blancas manos aferradas a mis caderas, imponiendo el ritmo y la cadencia de mis movimientos. Su piel ardiendo desde dentro, consumiendo mis deseos. Su voz pidiendo clemencia, implorando unos segundos más de resistencia, apaciguando el ritmo feroz de mi cuerpo, prolongando a capricho nuestros placeres. La suavidad de su abrazo último, antes de cerrar los ojos y caer en un meritorio y profundo sueño. La maraña roja de rizos que deslice de su rostro para darle un último beso antes de irme.

El deseo a cada paso de regresar corriendo y quedarme a atestiguar el momento en que aquellas ojeras abrieran paso al hipnotizante azul de sus ojos. Así la recuerdo, así para siempre se grabó en mi memoria, su espalda cubierta tan solo por el rojo de sus rizos, una maliciosa sabana envolviendo sus caderas y alojada hábilmente en burdos pliegues en lo más alto del arco entre sus desnudas, suaves y largas piernas.

La última vez. La última, antes que la desgracia se apoderara de mi vida. Aun no sé como es que ella portaba la insignia del clan cuando hallaron su cadáver. No era la mía, no fue por mí que la encontraron. Ese ópalo en forma de calavera colgando de un lazo dorado, el inminente símbolo de pertenencia del clan. Cuatro días después de entregarles mi último sacrificio, ella apareció muerta. Su cuerpo mostraba señales de haber sido sometido a una tortura brutal, La encontraron desnuda en un callejón oscuro del pueblo, lo único que traía encima, además de recortes obscenos adheridos a la piel, era esa maldita piedra de ópalo en forma de calavera pendiendo de un lazo dorado. No puedo averiguar nada, sería delatarme ante ellos. Mi mente gira y gira, mi única manera de saber algo al respecto es hablando con él. Lo deje viviendo a tres casas de ella, le encargue sus cuidados, siempre me tuvo al tanto de ella. Siempre. Hasta que perdió la razón. Si él perdió la razón ante el hallazgo ¿Qué habría sido de mí al tener que presenciar esa escena desoladora de su cuerpo tirado ahí, inmóvil, sucio, roto? Es por eso únicamente que siento cierto alivio de no haber estado ahí para contemplar la ruina que de ella quedo.

He perdido todo. La única persona que he amado en mi vida no existe más, mi mejor amigo enloqueció y nada puedo hacer ya por él. El clan, que me lo dio todo, también se ha llevado todo, aun sin saberlo. Mi poder e influencias no me sirven ya de nada. Las riquezas que poseo no me satisfacen más. Esta noche el clan se reúne, al parecer una reunión extraordinaria, me lo recordaron por teléfono esta mañana. Coloco en mis manos la invitación que hace ya dos semanas reposa en mi escritorio. El lamentable estado nebuloso de mi cerebro no me había permitido pensar en nada, de pronto noto debajo del sobre de la invitación un sobre más, es del clan también, no recuerdo haberlo visto antes. Extraigo el contenido del mismo. Son fotografías de ella, está con otro hombre, esta es más clara, no puede ser, es él, mi mejor amigo. Son los dos. Se están besando. Se tocan. Se devoran uno a otro. Entran a casa de él. Mi cerebro se hunde y gira vertiginosamente, mi estomago es un abismo que arrastra el resto de mis vísceras en su interior. Las imágenes se suceden una, otra y otra vez ante mis ojos a pesar de que hacen ya varios minutos que las fotografías yacen en el piso revueltas, arrugadas algunas, otras rotas.

Mi asombro es mucho menor que mi decepción, ante mis ojos se derrumban los últimos motivos que tengo par a creer en algo. Y a pesar de todo esto debo asistir a la reunión. Me pongo de pie tambaleando, y entonces mis ojos enfocan la foto más reveladora de la serie, una que no había llamado demasiado mi atención. Tomada en el jardín frontal de casa de él. Ella esta de pie dándole la espalda mientras con una mano sujeta su cabello sobre la cabeza. En el momento exacto en que se toma la foto, él coloca alrededor de su cuello una joya. El reflejo de la luz de la lámpara de la entrada se posa sobre la joya dejándome perplejo. Es una piedra de ópalo atada a un lazo dorado, seguramente en forma de calavera.

21.8.09

De Nabokov a The Police.

Ciento veinticuatro noches besando tu cuello, recibiendo el aroma de tu piel desde antes que doblaras la esquina con las pupilas embriagadas de deseo. Mis manos ciento veinticuatro noches despojándote de ese uniforme lleno de grasa; absorbiendo el aroma de tu piel con los pulmones excedidos de humo de cigarrillo, siete por lo menos, antes de verte aparecer como cada vez que quedábamos de encontrarnos ahí, en nuestro sitio preferido.

Bajando la colina, en la casa del árbol que antiguos pobladores nos habrán dejado en herencia sin saberlo. Mi ropa caía al suelo tres noches a la semana y tus manos sentenciando mi tortura elegían en especifico un sitio cada vez de mi enclenque anatomía de adolescente.

Tus ojos brillando como soles pequeños en la oscuridad interrumpida solamente por el paso de algún camión que bañando con sus luces la gloria de tu cuerpo desnudo nos hacia quedar inmóviles entrelazados a la espera de que pasará el peligro.

Ciento veinticuatro llamadas a la casa paterna, colgando el teléfono a mis padres, para hacerme saber que nos veríamos de nuevo. Corría el tiempo de mis años de ansiedad por conocer las sensaciones que se arremolinaban entre mis piernas, darle curso al latido salvaje que surgía de mis pechos al sentarme en tus piernas. Te hable al oído con frases dictadas por el alarido pretencioso de mi perfecta desnudez, con el orgullo de dos pezones incitando estar más cerca, pugnando por seguir recibiendo de tu boca más húmedas caricias.

No hubo vergüenza en ninguno de mis actos, bajaba el cierre de tu overol azul con la naturalidad de quien se ata los zapatos, con la velocidad retardada que la lascivia me iba exigiendo. Tu cuerpo estaba a unos centímetros y yo me convertía en loba, eras esa luna llena que alteraba mis hormonas. Te bese en los lugares más extraños para una iniciada, la sensualidad tomo posesión de mi cuerpo, y cada noche las caricias subían de tono.

Ciento veinticuatro excusas inventadas por llegar tarde a la escuela y otras tantas por dormir en clases, tarros enteros de vitamínicos tirados al retrete, que mis padres dulcemente suministraban para el cansancio de su pequeña. Sin saber que tres noches por semana saltaba por la ventana y corría colina abajo al encuentro del placer; al encuentro de tus manos recién lavadas en solventes, al castigo de mi urgencia por verte llegar y asaltarte con nuevas ideas que tenía en mente para demostrarte que era buena alumna.

Ciento veinticuatro noches tiritando en la oscuridad hasta que decidías volver a ponerme la ropa y hacerme regresar a casa con una última palmada en el trasero, llegando a casa despeinada y sucia con el sabor de tu saliva aun en mi piel. Ciento veinticuatro maravillosas noches hasta que un día sin más dejaste de asistir a impartir clases.

Cuando mis padres escucharon de los labios de su tierna hija adolescente que tomaría taller de mecánica en la secundaría, como era de esperarse pusieron el grito en el cielo. Desde luego que nunca habían visto al maestro que impartía estas clases, o se habrían opuesto con mayor sorna, aun cuando su hija les explico que por su propio bien y ya que algún día sería dueña de un auto, debía tener una mínima noción de lo que era por lo menos cambiar una llanta.

En la escuela corrió el rumor durante meses después de tu desaparición de que te habías ido porque tu mujer descubrió que tenías una amante y que antes que reclamarse por lo ocurrido durante toda su vida, decidieron poner tierra de por medio.

La única alumna del taller de mecánica en catorce años desde que se fundo la Escuela Secundaria Federal No. 13, no podía decir esta boca es mía en todo el asunto. No te volví a ver nunca. Las clases de mecánica a partir de entonces no fueron iguales y mis padres vieron con agrado desaparecer las llamadas del “mudo” a las cinco cuarenta y cinco de la mañana tres veces por semana. Solo yo que las marcaba con una rayita en la madera de la casita del árbol, se con exactitud la cantidad de llamadas que se hicieron a esa hora: ciento veinticuatro.

14.7.09

Deuda saldada.

Esta monada esta dedicada a esa persona que sabe que se la estoy dedicando. Saludos a todos.



10.7.09

Del pecado.

Extasiado por tus formas,
Oculto tras mis temores
¿Porqué no he de fallarle a un dios
Que me ofrece salvación
En un plano espiritual ?
Si ahora mismo he de gozar
De tu cuerpo celestial.

Eres forma y energía presentes
Esto no es un espejismo adyacente
Me mantienes en el borde todo el tiempo
Y desangro mis entrañas en tu cuerpo.

Con el líquido guardado tanto tiempo
La pureza se diluye por tu cuerpo
De abismales tesituras, suavidades.

Y sucumbir a este deseo palpable
Me hace sentir un hombre realizado
Pues tras largas vestimentas ocultado
Me apareces un caudal apasionado
Que derramo sobre ti cual dulce néctar
Y renuncio al amor del dios eterno
Por yacer a tu lado acalorado.


25.3.09

Es por tu bien.

Si, yo tome tu sueño y lo hice mío, ambicione con fervor igual al tuyo. Te mentí, pero, sabes que no me arrepiento. A tus espaldas anduve acechando a mi presa.

Y el fuego que ardía en sus ojos… se que deseabas haberlo provocado tu.

Ya tengo lo que tanto has anhelado, me costo menos de lo que pensaba. Aun pulo su brillo entre mis manos tan solo para notar como me envidias, el brillo que le infunde tu efervescencia, tu ansiedad, tu amor.

No es la posesión lo que tanto me emociona, de hecho es algo que ya no me importa. Tocarla es algo insípido y aburrido. Pero cuando recuerdo cuanto la deseabas, cuanto la deseas…Es entonces cuando me doy cuenta que tengo tu tesoro en mis manos, es entonces cuando gozo el hecho de tener a mi lado este despojo.

Es cierto, a mi no me importa nada. Esta mujer solo era excitante cuando creí que no lo lograría, cuando se hacía la difícil, cuando creía ella misma ser importante para mí y se esmeraba en ponerme obstáculos.

Ni siquiera me gustaba, lo confieso. Pero tú la querías, y eso era suficiente para enardecerme. Si, es verdad, la primera noche fue espectacular, ese primer momento de triunfo, paladeaba con fina lentitud ese cuerpo, sus comisuras ocultas, el relieve de su pecho, las caderas escuálidas, su estrecha cintura, los ojos solo puestos en los míos, confirmándome la gloria del vencedor.

Pero, hay algo que tengo que reconocer, y es que besa como lo haría cualquiera, que se desnuda con la gracia de un camello, que el sabor de su sudor no me excita, que no mueve su cuerpo bajo el mío con el vigor con el que lo haces tu, que al lado del tuyo, su culo es miserablemente pequeño.

Así que la próxima vez que me confieses que te gusta alguien, procura que sea mentira, procura no hacerme odiar tu ambigüedad sexual más de lo que ya lo hago, procura no hacerme desear desaparecer ese brillo en tus ojos de un solo y estruendoso golpe a tu cara. Sabes de sobra lo que te deseo, sabes mejor que nadie lo que me haces sentir con solo un roce “accidental” a mi entrepierna, sabes que detesto ser tu free de planta.

Se que te dolió, sé que de verdad te importa, por eso no puedo dejarla, estaría tan vulnerable a tu lado. Te sería muy fácil después conquistarla.

Solo déjame aclararte una ultima cosa, solo para que no dudes que en el fondo todo esto lo hago por ti. Esa mujer a la que tanto lloras, a la que no quisieras ver a mi lado, esa por la que sientes morir, ella sin tu amor, no es nada.