8.11.10

I’m crazy for feeling so blue.

Hace unos días soñé que Lolita Cortés entrevistaba a Xavier Velasco. La señora con cuerpo de niña no pudo desaprovechar la ocasión para tirarle la onda descaradamente al escritor. Recuerdo que en mi sueño mientras veía a Lola coquetearle a Velasco, me hervía la sangre y pensaba en lo zorra que ésta era por usar su posición de entrevistadora para flirtear tan abierta, y, ¿por qué no decirlo? sabrosamente con su entrevistado.

Hace también algunos días, antes por supuesto, del sueño de Velasco y Cortés, me toco ver por TV la presentación de un nuevo programa en el canal 28, no tengo idea exacta de que será el programa, solo que las conductoras serán Annel (la ex de José José), Adriana Fonseca, Mimi (la ex Flans) y otra chica que no conozco y por ello no menciono. Esto lo menciono, porque precisamente en esta entrevista con las conductoras en el noticiero de Pedro Ferriz, me toco ver como el conductor galanteaba de modo bastante obvio a una de las conductoras del citado programa (menos mal que fue a Annel).

Unos instantes después del sueño de Lola y Velasco, reflexionaba que de haber estado en el sitio de Lola, lo más probable es que yo hubiese hecho lo mismo, solo que como no había sido así, optaba por la rabia de ver que había alguien que si podía hacerlo y por supuesto, no era yo. Entonces me pregunte si en la vida real esto podía pasar. Y por supuesto, recordé a Pedro Ferriz y el comentario sarnoso de Mimi, quien ya de plano les dijo, que si querían los dejaban solos.

Por un instante me sentí la Mimi de Lola Cortés, pero, más risa me da ahora que escribiendo esto me acuerdo que en el programa chafa de la academia Lola y Mimi eran la jueza mala y la buena, respectivamente. Coincidencias, casualidades, yo que sé.

Dicen que durante el tiempo en que dormimos nuestra mente se ocupa de ordenar nuestros asuntos, y que a veces ese importante papel que juegan los sueños, es el de darnos mensajes subliminales para poder acomodar las piezas de nuestro propio rompecabezas. Yo no sé de qué va todo esto exactamente, pero, como acá la constante es Xavier Velasco y mi rabia, por lo menos el viernes pasado, pude resarcir un poco de esa envidia que me había dado Lolita Cortés en el sueño. Xavier Velasco apareció en un programa en Foro TV, en el que, además de disfrutar de la presencia del escritor, me sentí gratamente sorprendida de mis afinidades con él. En el programa se mencionaron tres de sus películas favoritas, las cuales actuaron como motor de la dinámica del programa. Me sorprendí de saber que Velasco eligió de las tres, dos de mis propias películas favoritas, Naranja mecánica y El Inquilino. Cuando escuche a Xavier Velasco usar las mismas palabras que yo suelo usar para expresar mi pavor a perder la cordura, me sentí, si es que eso fuera posible, aun más identificada con él. Y es que el inquilino de verdad es una película con la cual no dormí la primera vez que la vi. No he visto nunca mejor plasmados que en esta película de Polanski, el pavor, y lo espeluznante del proceso de que se te vayan las cabras al monte. Y como bien lo apuntó Velasco, los vecinos eran personas de dudoso proceder. El sospechosismo implícito en la típica idea “me quieren volver loco” es el artífice que mueve los hilos de este hilarante drama, que es eso, porque a pesar de no ser una película de terror, uno se da cuenta del profundo eco que dejo en nuestra mente cuando ciertas apatías como ver una muela fuera de su sitio, o unos jeroglíficos egipcios donde la lógica no indica que deben estar, o el simple hecho de no querer asomarte a la ventana del vecino por temor a verte a ti mismo vigilándote desde el otro lado de la acera y qué decir del pavor a pernoctar en un lugar en donde es necesario salir de la habitación donde duermes para hacer una de esas visitas nocturnas al baño.

Si no han visto El Inquilino, ¿Qué están esperando? Olviden mis sueños con Xavier Velasco (que además, ni me gusta, pero, me parece un tipo de lo más imperdible) y Lolita Cortés, porque además, casualmente tanto mis sueños, como mis últimas visitas a YouTube, por fin se encontraron ahí en ese programa de televisión donde la conexión que hacía falta para dejar atrás ese sueño por fin estuvo ante mis ojos. Y nunca fue los flirteos entre entrevistador y entrevistado, ni la rabia que produce la envidia. El tema es que hace días busco como apuntalar ésta recomendación de “El inquilino”, y ya no estoy buscando más. Espero que esto que están leyendo los haga correr a buscar una película que de verdad vale la pena ver, y donde además el propio Polanski es el protagonista.


14.10.10

Se hace camino al andar.

Eres ese oscuro laberinto en que gravito,
Al amparo tan solo de mis manos y oídos,
Pues cerrados los ojos cautamente mantengo
Y me muevo tanteando con partes de mi cuerpo.

Y no avanzo un milímetro sin pasar mis penurias,
Y no abrazo una penuria sin su goce consecuente.
Y es que tanta oscuridad me oculta ya varios enigmas.

Y no descifro un enigma, sin que me tiemblen las manos,
Al tocar la rispidez de tus muros, tus costados.
Y no acaricio tus muros, sin abrazarme a tu esencia,
Porque todas las paredes de este oscuro laberinto,
Son pedazos de tu cuerpo que recorro con mi lengua.
Y al contacto de mis besos siento arder tu superficie.
Y literalmente ataco cada borde y cada vuelta.

Y en tus calles empedradas tropezando,
Cuesta abajo ya mi rumbo estoy tomando.
Sin abrir aún los ojos me deleito serpenteando
A la vera de senderos más silvestres y enramados.
En la pradera de ensueño debajo de aquel arbusto
Se me acaba la paciencia, ya no aguanto más de gusto.
Abro mis ojos heridos por la luz de que disfruto,
Y a plenitud me deleito con el árbol y sus frutos.

Y esa suave anatomía que descansa entre mis manos
Se expande hasta abrirse paso por una nueva vereda.
Se remueve entre una selva que lo espera palpitante
Y en lo profundo lo aguarda detrás de húmeda estela
Un abismo tambaleante recibiendo la intrusión.

Tu mirada me atraviesa tanto como lo demás.
Traspasando lo imposible, mis ojos se abren aun más.
Y en la fuerza de tu abrazo prisionera quedará
Bajo está lluvia conjunta mi rendida voluntad.



5.10.10

I´ll be back.

No ha muerto este corazón que aun se agita en mi pecho.
Y en vuelcos desmesurados se arrincona para verte al paso.
Y es que está reuniendo fuerza para volver a tomar la iniciativa.
Y no temer al rechazo, ni ceder su espacio al miedo.
Regresará revestido de una inédita confianza.
Y a la conquista del tuyo lo verán partiendo plaza.

 



24.9.10

She is not a Killer Queen.

-Un asesino que se precie de serlo siempre deja su sello de autor, un modo de identificarse que deje claro quien perpetro el hecho.

-Si te comprendo, yo no tuve tiempo de matar a esa zorra, pero buena marca le habría yo dejado, para que nadie olvidara quien la mando al otro mundo.

Sin querer, saliendo de cobrar un trabajo, escucho a este par de estúpidos. Por eso los encuentran tarde o temprano. A mi no me interesa ser reconocido, lo único importante es tener clientes exclusivos que paguen lo que vale una vida, que sepan el significado de mancharse las manos, que lo tengan lo suficientemente claro como para preferir pagar por el trabajito.

Diez años de carrera y este imbecilazo hablando de sus asesinatos por placer, que pena me da, es un enfermo con carencias afectivas que no hace más que tratar de llenar los huecos que una apestosa infancia en las barrancas le dejo. ¡Matar por placer, que animal!

El oficio de asesino es bien remunerado, cuando se hace bien, perfeccionando los huecos, acrecentando la discreción del cliente, moviéndote en los más apretados círculos de poder, actuar con absoluta cautela, con el control absoluto, con el conocimiento total de la rutina de la victima en tu poder.

Siempre me asegure de eso sobre todo, los expedientes llegaban a mi correo electrónico con la prontitud y el recato necesario para tener a disposición la información crucial para llevar a cabo con eficiencia la encomienda en turno. Nunca un retraso, nunca una falla, los resultados me recomendaban. Clientes no faltaban y ahora que poseía una buena cantidad de cuentas fuera del país, de esas que no pagan impuestos, no había ninguna razón para no retirarme. Siempre dije que a los colegas de oficio los pudre la ambición o los vicios. Yo no tenía ninguno de los dos. Un perfecto control de mis emociones me había llevado a tomar la vida con calma, después de todo es más fácil buscar cola que pisar a las personas que aparentan tener demasiados lujos. Por el contrario, discreción es mi segundo nombre.

Saber que hay alguien esperándome para compartir mi vida después de este estercolero, olvidar el pasado y recomenzar. No he buscado a una mujer de esas que te vuelan la cabeza, con curvas que no te alcanza para pagar ni con todos los sacrificios a los dioses aztecas. Sol, su sobrenombre corto es el que mejor le va, Soledad es una contradicción en si misma. Su risa es alta, no escandalosa, alta y sincera, una risa que abre surcos en mi corazón, estrías que atestiguan que aún sigo siendo humano. Sus ojos café guardan secretos de un pasado amargo, el mismo que hace ese misterio en su mirada. Y cuando habla, de su boca se derrama un suave gozo de sonidos que disipan mis temores, que me ofrecen expectativas. No es mi Sol, porque nadie en su sano juicio desearía cuartar sus libertades, pero es un sol derramando a voluntad sobre la miseria que había sido mi vida. Ella espera al otro lado, cuando todo esto termine. Una vez que revise este correo y obtenga el dossier de mi próximo trabajo estaré a unos cuantos pasos del retiro. Seguramente un pájaro de cuenta, como de costumbre, gente que se ha pasado de lista con otra. Venganzas entre hermanos, mujeres que engañan a peces gordos, sicarios de poca monta, policías sirviendo a dos amos, prostitutas con iniciativa, la lista es larga y prefiero revisar el expediente.

Pero, hay un error obviamente, debe ser alguien con el mismo nombre, eso es común en un país como México. Reviso bien el nombre del archivo, y si, es exactamente el mismo. Se hace una eternidad la descarga del documento, me hierve un espeso fluido en la lengua, tomo un vaso con agua, el estomago se siente como un abismo en etapa de crecimiento, y la sudoración de axilas y palmas de las manos está por volverme loco. Por fin se abre el documento, el típico dossier con una enorme foto del rostro de la futura victima de frente y a toda pantalla. El rostro me mira con melancolía desde la pantalla, esos ojos café se ciernen sobre mí con una siniestra certeza. Leo el expediente con el corazón perturbándome las sienes en un golpeteo infernal. Es bastante extenso, si fuera una novela policiaca, me pondría en perfecta intriga por saber el desenlace. Sin embargo, así no es. Hace ya un rato, tengo la vista nublada, pero no puedo dejar de leer el grueso rosario de cuentas pendientes de ésta blanca paloma. Honor hace a su nombre, con las cuentas que debe, ha dejado huérfana a media ciudad. Se eclipsa en mi interior mi visión a futuro, se eclipsa como ese sol que acaba de extinguirse ante mis ojos. Tal vez debí retirarme un trabajo antes, pero este cliente insistió en que fuera yo quien llevara a cabo el trabajo. Vuelvo a leer el nombre que había sido contradicción hace unos minutos. Soledad Santiago Pérez. La mujer que, de acuerdo a su expediente, por lo menos su cabeza, ahora vale más que todos los sacrificios a los dioses aztecas.

Que ganas de tener sello de autor.