Abusando de un conflicto interno,
Y también quien voló por usarlas
Creyéndome ser más en tu misterio.
Fueron mis besos cantando un delirio,
Y yo basando mi alegría en su tormento,
Y adjudicándome un afecto ajeno
En mi búsqueda absurda de cariño.
Mis ojos son los que lloraron tanto
Creyendo al llanto inmolación sublime,
Imaginando recompensa al mártir
Abandono del que objeto me volviste.
Y una gota derramando el vaso hiciste,
De un afán aventurero en un principio
Y toqué puertas que tan solo abriste
Para cerrar de golpe en mis narices.
Dejaste un surco en mi mente grabado,
Donde sembré la luz de tu recuerdo;
Que yo al regarlo con afán supino
Le arrebaté al anhelo su exorcismo.
Caerá la noche una vez más, quisiera,
No haber saltado esa frontera tuya;
Y no haber puesto el ojo del deseo
Sobre tu piel que a otra idolatraba.
Vendrá la angustia de la madrugada,
Con firme decisión ha de encontrarme,
Dejando a un lado la esperanza amarga
Y haciéndome al presente indoblegable.
Decido que te alejes de mi vida,
Y tú pidiendo un sitio aun me buscas.
No esperes amistad cuando has besado,
Esta boca que luego rechazaste.
Es posible que yo no sea orgullosa,
Pero mi cuerpo piensa por sí mismo,
Y no acostumbra arder sin ser preciso,
Dejar sediento sello en quien lo toca.
No haber saltado esa frontera tuya;
Y no haber puesto el ojo del deseo
Sobre tu piel que a otra idolatraba.
Vendrá la angustia de la madrugada,
Con firme decisión ha de encontrarme,
Dejando a un lado la esperanza amarga
Y haciéndome al presente indoblegable.
Decido que te alejes de mi vida,
Y tú pidiendo un sitio aun me buscas.
No esperes amistad cuando has besado,
Esta boca que luego rechazaste.
Es posible que yo no sea orgullosa,
Pero mi cuerpo piensa por sí mismo,
Y no acostumbra arder sin ser preciso,
Dejar sediento sello en quien lo toca.