14.10.10

Se hace camino al andar.

Eres ese oscuro laberinto en que gravito,
Al amparo tan solo de mis manos y oídos,
Pues cerrados los ojos cautamente mantengo
Y me muevo tanteando con partes de mi cuerpo.

Y no avanzo un milímetro sin pasar mis penurias,
Y no abrazo una penuria sin su goce consecuente.
Y es que tanta oscuridad me oculta ya varios enigmas.

Y no descifro un enigma, sin que me tiemblen las manos,
Al tocar la rispidez de tus muros, tus costados.
Y no acaricio tus muros, sin abrazarme a tu esencia,
Porque todas las paredes de este oscuro laberinto,
Son pedazos de tu cuerpo que recorro con mi lengua.
Y al contacto de mis besos siento arder tu superficie.
Y literalmente ataco cada borde y cada vuelta.

Y en tus calles empedradas tropezando,
Cuesta abajo ya mi rumbo estoy tomando.
Sin abrir aún los ojos me deleito serpenteando
A la vera de senderos más silvestres y enramados.
En la pradera de ensueño debajo de aquel arbusto
Se me acaba la paciencia, ya no aguanto más de gusto.
Abro mis ojos heridos por la luz de que disfruto,
Y a plenitud me deleito con el árbol y sus frutos.

Y esa suave anatomía que descansa entre mis manos
Se expande hasta abrirse paso por una nueva vereda.
Se remueve entre una selva que lo espera palpitante
Y en lo profundo lo aguarda detrás de húmeda estela
Un abismo tambaleante recibiendo la intrusión.

Tu mirada me atraviesa tanto como lo demás.
Traspasando lo imposible, mis ojos se abren aun más.
Y en la fuerza de tu abrazo prisionera quedará
Bajo está lluvia conjunta mi rendida voluntad.



5.10.10

I´ll be back.

No ha muerto este corazón que aun se agita en mi pecho.
Y en vuelcos desmesurados se arrincona para verte al paso.
Y es que está reuniendo fuerza para volver a tomar la iniciativa.
Y no temer al rechazo, ni ceder su espacio al miedo.
Regresará revestido de una inédita confianza.
Y a la conquista del tuyo lo verán partiendo plaza.

 



24.9.10

She is not a Killer Queen.

-Un asesino que se precie de serlo siempre deja su sello de autor, un modo de identificarse que deje claro quien perpetro el hecho.

-Si te comprendo, yo no tuve tiempo de matar a esa zorra, pero buena marca le habría yo dejado, para que nadie olvidara quien la mando al otro mundo.

Sin querer, saliendo de cobrar un trabajo, escucho a este par de estúpidos. Por eso los encuentran tarde o temprano. A mi no me interesa ser reconocido, lo único importante es tener clientes exclusivos que paguen lo que vale una vida, que sepan el significado de mancharse las manos, que lo tengan lo suficientemente claro como para preferir pagar por el trabajito.

Diez años de carrera y este imbecilazo hablando de sus asesinatos por placer, que pena me da, es un enfermo con carencias afectivas que no hace más que tratar de llenar los huecos que una apestosa infancia en las barrancas le dejo. ¡Matar por placer, que animal!

El oficio de asesino es bien remunerado, cuando se hace bien, perfeccionando los huecos, acrecentando la discreción del cliente, moviéndote en los más apretados círculos de poder, actuar con absoluta cautela, con el control absoluto, con el conocimiento total de la rutina de la victima en tu poder.

Siempre me asegure de eso sobre todo, los expedientes llegaban a mi correo electrónico con la prontitud y el recato necesario para tener a disposición la información crucial para llevar a cabo con eficiencia la encomienda en turno. Nunca un retraso, nunca una falla, los resultados me recomendaban. Clientes no faltaban y ahora que poseía una buena cantidad de cuentas fuera del país, de esas que no pagan impuestos, no había ninguna razón para no retirarme. Siempre dije que a los colegas de oficio los pudre la ambición o los vicios. Yo no tenía ninguno de los dos. Un perfecto control de mis emociones me había llevado a tomar la vida con calma, después de todo es más fácil buscar cola que pisar a las personas que aparentan tener demasiados lujos. Por el contrario, discreción es mi segundo nombre.

Saber que hay alguien esperándome para compartir mi vida después de este estercolero, olvidar el pasado y recomenzar. No he buscado a una mujer de esas que te vuelan la cabeza, con curvas que no te alcanza para pagar ni con todos los sacrificios a los dioses aztecas. Sol, su sobrenombre corto es el que mejor le va, Soledad es una contradicción en si misma. Su risa es alta, no escandalosa, alta y sincera, una risa que abre surcos en mi corazón, estrías que atestiguan que aún sigo siendo humano. Sus ojos café guardan secretos de un pasado amargo, el mismo que hace ese misterio en su mirada. Y cuando habla, de su boca se derrama un suave gozo de sonidos que disipan mis temores, que me ofrecen expectativas. No es mi Sol, porque nadie en su sano juicio desearía cuartar sus libertades, pero es un sol derramando a voluntad sobre la miseria que había sido mi vida. Ella espera al otro lado, cuando todo esto termine. Una vez que revise este correo y obtenga el dossier de mi próximo trabajo estaré a unos cuantos pasos del retiro. Seguramente un pájaro de cuenta, como de costumbre, gente que se ha pasado de lista con otra. Venganzas entre hermanos, mujeres que engañan a peces gordos, sicarios de poca monta, policías sirviendo a dos amos, prostitutas con iniciativa, la lista es larga y prefiero revisar el expediente.

Pero, hay un error obviamente, debe ser alguien con el mismo nombre, eso es común en un país como México. Reviso bien el nombre del archivo, y si, es exactamente el mismo. Se hace una eternidad la descarga del documento, me hierve un espeso fluido en la lengua, tomo un vaso con agua, el estomago se siente como un abismo en etapa de crecimiento, y la sudoración de axilas y palmas de las manos está por volverme loco. Por fin se abre el documento, el típico dossier con una enorme foto del rostro de la futura victima de frente y a toda pantalla. El rostro me mira con melancolía desde la pantalla, esos ojos café se ciernen sobre mí con una siniestra certeza. Leo el expediente con el corazón perturbándome las sienes en un golpeteo infernal. Es bastante extenso, si fuera una novela policiaca, me pondría en perfecta intriga por saber el desenlace. Sin embargo, así no es. Hace ya un rato, tengo la vista nublada, pero no puedo dejar de leer el grueso rosario de cuentas pendientes de ésta blanca paloma. Honor hace a su nombre, con las cuentas que debe, ha dejado huérfana a media ciudad. Se eclipsa en mi interior mi visión a futuro, se eclipsa como ese sol que acaba de extinguirse ante mis ojos. Tal vez debí retirarme un trabajo antes, pero este cliente insistió en que fuera yo quien llevara a cabo el trabajo. Vuelvo a leer el nombre que había sido contradicción hace unos minutos. Soledad Santiago Pérez. La mujer que, de acuerdo a su expediente, por lo menos su cabeza, ahora vale más que todos los sacrificios a los dioses aztecas.

Que ganas de tener sello de autor.




 


20.9.10

Cuando miro dentro tuyo, me asusto de lo que hay.

Soliloquios iracundos.
I
Ya estoy hasta la madre de que todo el mundo crea que soy una pinche vieja amargada, que se la pasa gritándole a todo el mundo. Que si en el trabajo ando de roñosa con todos. Que si hasta por teléfono me peleo con cualquiera que tenga la mala fortuna de llamarme. Hasta he escuchado fuertes rumores de que piensan que como no tengo galán la falta de sexo es la razón de mi actuar así, pues déjenme decirles algo bola de pendejos, buenos para nada y facinerosos hijos de la chingada. ¿No se les ha ocurrido pensar que soy bipolar?

II
En cuanto se descuide Gómez, voy a tomar de su escritorio la pluma fuente que el jefe le trajo de Alemania, desgraciado, no se merece que le den lo mismo que a mi, yo trabajo como burro toda la semana, nunca falto, siempre le digo al jefe todo lo que los demás hacen en su ausencia, llego antes que el resto de los empleados, y ¿qué me trajo de Alemania el jefe? Una pluma fuente igualita a la de Gómez, lo que hay que aguantar. Pero esto no se queda así, no se queda así, me las va a pagar. Y ya se aproxima mi cumpleaños, este año a ver si me hacen una fiesta en grande los de la oficina, diez años trabajando con esta bola de haraganes ya es justo que Diosito me premie tanto sacrificio.

III
En cuanto vea a Luisito le voy a decir hasta de lo que se va a morir, ¿Qué se cree el muy infeliz? Que le voy a pasar que falte a la casa cada vez que quiera, me va a oír, le voy a dejar en la entrada todas sus garras, para que vaya pensando bien lo que hace, que vea que conmigo no se juega, ya estuvo bueno, esta bien que uno sea buena onda, pero que ni se le ocurra abusar, esta es la última vez que me hace esto el muy cabrón. Ahora si me va a oír, lo voy a amenazar con echarlo de la casa, y si eso no basta, pues con no dejarlo ver a los niños. Ya veremos si vuelve a querer verme la cara con un buen susto que le de. Tener una amante es una cosa, y faltarnos al respeto es otra, o acaso yo falto a la casa después de mis encuentros con Bianca, si se puede hacer de todo si uno organiza su agenda, y mi Bianca bien merece esos esfuerzos, Ahhh, Bianca. No, si bien lo digo yo, una cosa es tener una amante y otra no respetar la santa paz de nuestro hogar.

IV
Lo hicimos como nunca antes, fue el fin de semana más increíble que he pasado y ahora no la localizo por ningún lado. Lo peor, le llame al celular y me contesto un tipo, dice que es su novio y que si “¿gusta dejar recado?” Parece mentira, tanta falsedad en una sola mujer, yo juraba que de todas las que me ando usufructuando, era ella la única que nunca me jugaría chueco, me duele la cabeza y mi estomago es un nudo cada vez más apretado. En cuanto la encuentre voy a tratarla como se merece, voy a desbaratarle esa sonrisa de feria de un par de bofetadas. Es mi celular, ¿dónde lo deje?, debe ser ella, no puede ser ya se corto. Número desconocido, tuvo que ser ella, le deje mil recados en su casa, le voy a marcar. Me lleva no era ella. ¿Dónde?, ¿Con quién está?