De una cierta
suerte de melancolía;
Que pensé se había marchado con los años;
Una inerme sensación adolescente.
Es el llamado de esa jungla en mi cabeza,
Llena de monos balanceando sus mecates.
La piedra viva que conforma mis sueños.
El espasmo que a esta pluma mueve.
El entusiasmo por crear distintos mundos,
Es el retorno a la conciencia de mil huestes.
Es el armado apresurado de sus tropas.
El despertar de un gigante que duerme.
Es la elección de un bienestar latente,
La noción de saber que nada muere,
Que en mi mente vivo
esta lo que concibo
Y el dolor viene aquí si así lo quiere.
Languidecer ante sus escarceos,
Florecer entre sus campos
verdes,
Compartirles un mundo consciente
Y evitarles volver
a esconderse.