Una penumbra insolentemente enturbiada
Por alguna lejana luz que deambula.
Extrañamente con mis manos te recorro,
Y aun sin corazón de por medio, te nombro.
Tus ojos acusan tu deseo ansioso
Y esos silencios son tan delatores.
Yo no quiero pasar una noche a tu lado;
Pero estar en la misma penumbra,
Compartiendo salivas, sudores,
Justifica el dolor del proceso.
Entre tú y yo un abismo previo
De decisiones y arrepentimientos,
Rechazos, tras rechazos importunos,
que hicieron que llegara este momento,
Con una ya anunciada resistencia,
Que transforma sus hojas en urgencias,
Y a nuestros cuerpos en flechas de fuego.
Entre tú y yo silencio y pesadumbre,
Entre tú y yo la lumbre,
Entre tu y yo el deseo,
Entre tú y yo el retorno a la costumbre;
Y el no saber de ti, la incertidumbre.
Sé que vas a volver, más no sé cuando.
Y esa espera derrama sus venenos.
Venenos que serán sazón futura,
De furtivos, fugaces, próximos encuentros.