I
El corazón es un potro enloquecido,
Cabalgando al borde de un desfiladero.
Franqueando apenas obstáculos gigantes,
Que a propósito le han puesto en el camino.
El corazón que se me desborda al tacto,
Y siente en slow motion ir muriendo.
Con cada grano que va desprendiendo,
Se desmorona sin ningún remedio.
El corazón yace tirado al suelo
En pequeñas partículas de tierra.
Y contemplo aquel polvo que queda
Hacerse briznas que se lleva el viento.
¿Qué agilidad tendría por necesaria,
Para correr volviendo a respirarlas?
Y no agenciarme ésta vacía caja,
Que con cada latido antes cantaba.
II
En mi pecho que se seca lentamente,
Entre malezas sentiré perderme,
Hasta que casi ya no sienta nada,
Y débil se presienta un nuevo eco.
El corazón regresa lentamente,
A través de mis fibras sensitivas,
Y se abre paso entre malezas muertas,
Demostrando que nada es para siempre.
El nuevo corazón de espíritu guerrero
Hincha esa caja solida sonora
Y entona nuevos cantos advirtiendo
Que nada detendrá su crecimiento
Que ha sido fértil al dolor el polvo:
Frágil semilla por lágrimas regada.
Y así, la historia comienza de nuevo.