28.10.21

Secuencia Repetitiva.

 

Empezar por imaginarte,

Por traerte a la mente sigilosa.

Alimentar los recuerdos,

Inventando las historias;

De lo que pudo haber sido.

 

Tirar de la cuerda infinita,

De los anhelos escondidos,

De los dolores imperfectos,

De los saltos de secuencia,

De tu olvido a tu presencia.

 

Remembrar cada latido,

Cada abrazo y su suspiro,

Relegando la impotencia,

Sublevando la experiencia

De los besos recibidos.

 

Abrazarme a los conjuros

Imposibles e insipientes

Que prometan devolverte.

 

Ignorar los duros hechos,

Rasguñar cada resquicio,

Apuntalar el absurdo

Renovando los deseos.

Sembrando nueva esperanza,

E intentándolo de nuevo.

 

Elevarte a mis Olimpos

Ignorando la cordura.

Imponiendo a mi mentira

Sobre toda la razón.

 

Para que luego desciendas

De las nubes de mi ensueño.

Recibiendo por respuesta

Los golpes de tus desdeños.

 

Amarrarme las costillas

Suplicándole a las cuerdas

Que refrenen el latido

De mi voraz corazón.

 

6.10.21

Vértigo.

 

 

 

Quería verte.

Te vi.

La gravedad no impidió la caída.

Caímos al vacío.

Con nuestros ojos.

Con las miradas unidas.

 

El infinito es un abismo,

Espiral en picada,

Vértigo,

Instante, lapso,

Se detiene el tiempo,

La caída sin embargo…

 

No le llames vuelo.

Caemos nuevamente.

Más arriba, más abajo.

Depende del estómago revuelto,

De la cambiante posición del cuerpo.

 

Depende de quien lo mira,

Depende de los ojos que miras,

Depende de la ruta salvaje,

Del latido que cae

A mayor velocidad que nuestro cuerpos.

 

Depende del ladrido de mi entraña y de la tuya,

Del cuero erizado.

Depende de la herida abierta,

Del fuego, todo él independiente,

Del estallido;

Del olvido del daño,

De la sonrisa, de la risa.

Del modo en que los dos nunca olvidamos.

No nos olvidamos.

Nunca nos olvidamos.

 

25.8.21

Secreto Epistolar IV

 

Suave nostalgia por ti se fue forjando,

Me abrigo en ella para resistir el desolado invierno.

Sin tu abrazo, sin los besos, ni tus manos.

Sin mis manos hurgando en las grietas de tus jeans gastados.

Sin esos besos de carmín embarrado en nuestros labios.

Sin los viajes cortos en tu compañía.

Sin tus risas. Sin tus chistes malos.

Sin el brillo perverso en tu mirada.

Sin la búsqueda del gozo en nuestro encuentro.

 

La distancia entre nosotros dos no se mide en metros,

Cuadras, pasos o kilómetros;

Se mide en suspiros, desvelos y añoranza.

En melancolía e incertidumbre.

Y en verdad que eso queda tan lejos…

 

Dejaré que drene la dulzura que hoy sólo hiere.

Abrir la herida y que el veneno salga sólo.

De mis manos nacen las más dulces palabras.

Aunque no vuelvas, las galaxias infinitas tras mis retinas,

Tendrán grabada esa explosión de súper nova que era mirarte.

Tu luz sigue brillando muy incandescente dentro de mi corazón.

Como entonces, como ahora, como siempre.