I
El corazón es un potro enloquecido,
Cabalgando al borde de un desfiladero.
Franqueando apenas obstáculos gigantes,
Que a propósito le han puesto en el camino.
El corazón que se me desborda al tacto,
Y siente en slow motion ir muriendo.
Con cada grano que va desprendiendo,
Se desmorona sin ningún remedio.
El corazón yace tirado al suelo
En pequeñas partículas de tierra.
Y contemplo aquel polvo que queda
Hacerse briznas que se lleva el viento.
¿Qué agilidad tendría por necesaria,
Para correr volviendo a respirarlas?
Y no agenciarme ésta vacía caja,
Que con cada latido antes cantaba.
II
En mi pecho que se seca lentamente,
Entre malezas sentiré perderme,
Hasta que casi ya no sienta nada,
Y débil se presienta un nuevo eco.
El corazón regresa lentamente,
A través de mis fibras sensitivas,
Y se abre paso entre malezas muertas,
Demostrando que nada es para siempre.
El nuevo corazón de espíritu guerrero
Hincha esa caja solida sonora
Y entona nuevos cantos advirtiendo
Que nada detendrá su crecimiento
Que ha sido fértil al dolor el polvo:
Frágil semilla por lágrimas regada.
Y así, la historia comienza de nuevo.
3 comentarios:
como siempre una delicia leer sus versos , el corazon siempre como el ave felix renece y se transforma de muchas formas y grax por lo que dice la verdad la felicidad no se oculta nunca ...
Hola Kiddo!
Me encantó esa "sístole" y "diástole" metafóricas... el corazón que se hincha, se encoge, se muere y renace de nuevo, imitando en el amor, lo que hace cada segundo por la vida...
Abrazo!
G.
P.S. Espero que sí puedas publicar. Me extraña que no te deje... :-/
Bien dicen que lo que no mata fortalece, y fuera de Manuel Acuña, creo que nadie se ha muerto por amor. Bendito corazón que sabe volver a latir después de ¿muerto?.
Un abrazo Kiddo (y gracias por tu último consejo).
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