21.8.09

De Nabokov a The Police.

Ciento veinticuatro noches besando tu cuello, recibiendo el aroma de tu piel desde antes que doblaras la esquina con las pupilas embriagadas de deseo. Mis manos ciento veinticuatro noches despojándote de ese uniforme lleno de grasa; absorbiendo el aroma de tu piel con los pulmones excedidos de humo de cigarrillo, siete por lo menos, antes de verte aparecer como cada vez que quedábamos de encontrarnos ahí, en nuestro sitio preferido.

Bajando la colina, en la casa del árbol que antiguos pobladores nos habrán dejado en herencia sin saberlo. Mi ropa caía al suelo tres noches a la semana y tus manos sentenciando mi tortura elegían en especifico un sitio cada vez de mi enclenque anatomía de adolescente.

Tus ojos brillando como soles pequeños en la oscuridad interrumpida solamente por el paso de algún camión que bañando con sus luces la gloria de tu cuerpo desnudo nos hacia quedar inmóviles entrelazados a la espera de que pasará el peligro.

Ciento veinticuatro llamadas a la casa paterna, colgando el teléfono a mis padres, para hacerme saber que nos veríamos de nuevo. Corría el tiempo de mis años de ansiedad por conocer las sensaciones que se arremolinaban entre mis piernas, darle curso al latido salvaje que surgía de mis pechos al sentarme en tus piernas. Te hable al oído con frases dictadas por el alarido pretencioso de mi perfecta desnudez, con el orgullo de dos pezones incitando estar más cerca, pugnando por seguir recibiendo de tu boca más húmedas caricias.

No hubo vergüenza en ninguno de mis actos, bajaba el cierre de tu overol azul con la naturalidad de quien se ata los zapatos, con la velocidad retardada que la lascivia me iba exigiendo. Tu cuerpo estaba a unos centímetros y yo me convertía en loba, eras esa luna llena que alteraba mis hormonas. Te bese en los lugares más extraños para una iniciada, la sensualidad tomo posesión de mi cuerpo, y cada noche las caricias subían de tono.

Ciento veinticuatro excusas inventadas por llegar tarde a la escuela y otras tantas por dormir en clases, tarros enteros de vitamínicos tirados al retrete, que mis padres dulcemente suministraban para el cansancio de su pequeña. Sin saber que tres noches por semana saltaba por la ventana y corría colina abajo al encuentro del placer; al encuentro de tus manos recién lavadas en solventes, al castigo de mi urgencia por verte llegar y asaltarte con nuevas ideas que tenía en mente para demostrarte que era buena alumna.

Ciento veinticuatro noches tiritando en la oscuridad hasta que decidías volver a ponerme la ropa y hacerme regresar a casa con una última palmada en el trasero, llegando a casa despeinada y sucia con el sabor de tu saliva aun en mi piel. Ciento veinticuatro maravillosas noches hasta que un día sin más dejaste de asistir a impartir clases.

Cuando mis padres escucharon de los labios de su tierna hija adolescente que tomaría taller de mecánica en la secundaría, como era de esperarse pusieron el grito en el cielo. Desde luego que nunca habían visto al maestro que impartía estas clases, o se habrían opuesto con mayor sorna, aun cuando su hija les explico que por su propio bien y ya que algún día sería dueña de un auto, debía tener una mínima noción de lo que era por lo menos cambiar una llanta.

En la escuela corrió el rumor durante meses después de tu desaparición de que te habías ido porque tu mujer descubrió que tenías una amante y que antes que reclamarse por lo ocurrido durante toda su vida, decidieron poner tierra de por medio.

La única alumna del taller de mecánica en catorce años desde que se fundo la Escuela Secundaria Federal No. 13, no podía decir esta boca es mía en todo el asunto. No te volví a ver nunca. Las clases de mecánica a partir de entonces no fueron iguales y mis padres vieron con agrado desaparecer las llamadas del “mudo” a las cinco cuarenta y cinco de la mañana tres veces por semana. Solo yo que las marcaba con una rayita en la madera de la casita del árbol, se con exactitud la cantidad de llamadas que se hicieron a esa hora: ciento veinticuatro.

17.8.09

¿Mejor que la original?

Capitulo III

A veces uno hace cosas que cree que le salieron bien chingonas, que esta innovando, que le lloverán felicitaciones por su genialidad y que no hay quien pueda con uno. Hace algunos años Los Manolos hicieron un cover de "All my loving", supongo que ilustran a la perfección lo expuesto anteriormente.



Pero, supongo que aveces, cuando uno solo se deja llevar y disfruta lo que hace, es cuando salen cosas que vale la pena mostrarle al mundo, o al menos no le causarán a uno ese fenomeno mal llamado "pena ajena".



Desde luego la original es la buena."And then while I´m away arrive home everyday and I´ll send all my loving to you".

4.8.09

10 cosas que el Lagarto moría por saber.


1.- Le temo a las alturas, es decir, a estar parada en un sitio con mucha altura en el cual solo me resguarde del abismo un endeble barandal. La culpa es de sueño del puente roto.

2.- Mis sueños recurrentes más alucinantes son dos:

1) Voy cruzando un puente que conforme avanzo se desmorona en algunas partes, la única manera de volver a casa es cruzando el puente y siempre quedo atrapada con la panza pegada al puente y el pavor de caer al vacío.

2) Todo empieza dando piruetas por el aire hasta que me hago más ligera que el mismo, estoy volando (sin alas) con el solo impulso de mis piernas. Es curioso que siempre que esto sueño me despierto con la sensación de que todo fue cierto y que en realidad volar es cosa sencilla.

3.- A mis casi 35 años peso 73 kilos, talvez ya es hora de hacer algo al respecto, pero, lo que quisiera hacer para perder peso necesita de una pareja que aguante el ritmo, no es tan sencillo como suena esto de hacer lagartijas invertidas con peso adicional.

4.- El 15 de agosto próximo cumplo la friolera de 7 lustros y aun tengo la esperanza de aprender a rasgar la lira (soñar es gratis).

5.- Mis padres nacieron y vivieron en una zona rural de Querétaro, cuando se matrimoniaron vinieron a vivir al estado de México, mismo en el que llevo viviendo toda mi vida y en la misma dirección.

6.- Cuando tenía tres años me escape de mi casa (échate este trompo a la uña Cindy Louper) , en realidad salí detrás de un tío que se dirigía a una junta vecinal; por fortuna el mismo tío al que seguía me encontró antes que la historia que les cuento tomara otro rumbo. A veces me pregunto que intención tenía el tipo al que mi tío encontró con su sobrina en brazos. El dijo que me llevaba a la iglesia, pero cuenta el tío que caminaba en sentido contrario a la misma (da miedo, ¿no?)

7.- El 8 de agosto del 2008 publique en este blog un poema que habla de un capítulo turbio de mi vida que no es agradable de contar, pero que me llena de satisfacción haber superado; si lo leen con cuidado, podrán entender que habla de una violación. En el poema el agravio queda saldado. En la vida real las cosas fueron más tristes. Las autoridades (que están para ayudarte) a las que acudí a denunciar el hecho me hicieron más daño con su actitud que el propio violador (un desconocido) ahora comprendo (demasiado tarde) que por eso nadie denuncia.

8.- Soy fan tardía de David Bowie. Recién en los 90´s comencé a conocer más a fondo la obra del Duque Blanco y poco a poco, gracias a la reedición de la colección completa de su obra por aquellos tiempos me fui enamorando de su manera de hacer música y evolucionar, siempre a la vanguardia. Me he cansado de decir que uno no debería ser fan de una banda o un artista, si no de sus rolas; pero con este flaco tuve que hacer una excepción.

9.- La única persona con la cual no he tenido una relación enfermiza y en la cual no se abuzo de mi nobleza, fue en la preparatoria con Héctor (alías “El Bondojo”). El chico más tierno y divertido del mundo; desgraciadamente nuestra relación no logro sobrevivir al trauma que sobrevino después de lo relatado en el punto siete de esta lista, pero donde quiera que esté, como decía una rola del maestro José José: “Gracias otra vez por haberme dado tanto”

10.- Fui madre (soltera) a los 31 años después más de cinco años de creer que no podía tener hijos: El padre de mi hija es la peor persona con la que he tenido una relación (si es que así es como puede llamársele a lo que había entre nosotros), aun así es la persona que yo más he amado en la vida, y por supuesto no me arrepiento de nada de lo que viví con él, y en especial agradezco mucho haberlo conocido, porque fue la única persona con la cual pude procrear a esta hermosa personita a la cual llame Valentina y que es el centro de mi atención y la razón por la cual un pesado día de trabajo vale la pena cuando llego a casa y sale corriendo a mi encuentro, cosa que no ocurre con mucha frecuencia (aja, se parece a mami).

Gracias al Lagarto por el premio a la honestidad, que no recuerdo donde guarde pero, igual no pensaba publicar porque el verdadero premio para mi es saber que a alguien le agrada en verdad lo que aquí se escribe.

Saludos a todos los demás a los que les gusta visitar este poco amueblado, pero acogedor cuchitril, también saludos a los que vienen a leer aunque no comenten nada. 


24.7.09

Lo que hago todas las noches.

Antes de dormir me receto unas diez veces este bailecito, cortesía de Valentina (my baby) y su heredada preferencia por las pelis del Tin-Tan (y su carnal Marcelo). A ver si así quemo algo de grasa. Buen fin de semana.



14.7.09

Deuda saldada.

Esta monada esta dedicada a esa persona que sabe que se la estoy dedicando. Saludos a todos.