Si, yo tome tu sueño y lo hice mío, ambicione con fervor igual al tuyo. Te mentí, pero, sabes que no me arrepiento. A tus espaldas anduve acechando a mi presa.
Y el fuego que ardía en sus ojos… se que deseabas haberlo provocado tu.
Ya tengo lo que tanto has anhelado, me costo menos de lo que pensaba. Aun pulo su brillo entre mis manos tan solo para notar como me envidias, el brillo que le infunde tu efervescencia, tu ansiedad, tu amor.
No es la posesión lo que tanto me emociona, de hecho es algo que ya no me importa. Tocarla es algo insípido y aburrido. Pero cuando recuerdo cuanto la deseabas, cuanto la deseas…Es entonces cuando me doy cuenta que tengo tu tesoro en mis manos, es entonces cuando gozo el hecho de tener a mi lado este despojo.
Es cierto, a mi no me importa nada. Esta mujer solo era excitante cuando creí que no lo lograría, cuando se hacía la difícil, cuando creía ella misma ser importante para mí y se esmeraba en ponerme obstáculos.
Ni siquiera me gustaba, lo confieso. Pero tú la querías, y eso era suficiente para enardecerme. Si, es verdad, la primera noche fue espectacular, ese primer momento de triunfo, paladeaba con fina lentitud ese cuerpo, sus comisuras ocultas, el relieve de su pecho, las caderas escuálidas, su estrecha cintura, los ojos solo puestos en los míos, confirmándome la gloria del vencedor.
Pero, hay algo que tengo que reconocer, y es que besa como lo haría cualquiera, que se desnuda con la gracia de un camello, que el sabor de su sudor no me excita, que no mueve su cuerpo bajo el mío con el vigor con el que lo haces tu, que al lado del tuyo, su culo es miserablemente pequeño.
Así que la próxima vez que me confieses que te gusta alguien, procura que sea mentira, procura no hacerme odiar tu ambigüedad sexual más de lo que ya lo hago, procura no hacerme desear desaparecer ese brillo en tus ojos de un solo y estruendoso golpe a tu cara. Sabes de sobra lo que te deseo, sabes mejor que nadie lo que me haces sentir con solo un roce “accidental” a mi entrepierna, sabes que detesto ser tu free de planta.
Se que te dolió, sé que de verdad te importa, por eso no puedo dejarla, estaría tan vulnerable a tu lado. Te sería muy fácil después conquistarla.
Solo déjame aclararte una ultima cosa, solo para que no dudes que en el fondo todo esto lo hago por ti. Esa mujer a la que tanto lloras, a la que no quisieras ver a mi lado, esa por la que sientes morir, ella sin tu amor, no es nada.
Y el fuego que ardía en sus ojos… se que deseabas haberlo provocado tu.
Ya tengo lo que tanto has anhelado, me costo menos de lo que pensaba. Aun pulo su brillo entre mis manos tan solo para notar como me envidias, el brillo que le infunde tu efervescencia, tu ansiedad, tu amor.
No es la posesión lo que tanto me emociona, de hecho es algo que ya no me importa. Tocarla es algo insípido y aburrido. Pero cuando recuerdo cuanto la deseabas, cuanto la deseas…Es entonces cuando me doy cuenta que tengo tu tesoro en mis manos, es entonces cuando gozo el hecho de tener a mi lado este despojo.
Es cierto, a mi no me importa nada. Esta mujer solo era excitante cuando creí que no lo lograría, cuando se hacía la difícil, cuando creía ella misma ser importante para mí y se esmeraba en ponerme obstáculos.
Ni siquiera me gustaba, lo confieso. Pero tú la querías, y eso era suficiente para enardecerme. Si, es verdad, la primera noche fue espectacular, ese primer momento de triunfo, paladeaba con fina lentitud ese cuerpo, sus comisuras ocultas, el relieve de su pecho, las caderas escuálidas, su estrecha cintura, los ojos solo puestos en los míos, confirmándome la gloria del vencedor.
Pero, hay algo que tengo que reconocer, y es que besa como lo haría cualquiera, que se desnuda con la gracia de un camello, que el sabor de su sudor no me excita, que no mueve su cuerpo bajo el mío con el vigor con el que lo haces tu, que al lado del tuyo, su culo es miserablemente pequeño.
Así que la próxima vez que me confieses que te gusta alguien, procura que sea mentira, procura no hacerme odiar tu ambigüedad sexual más de lo que ya lo hago, procura no hacerme desear desaparecer ese brillo en tus ojos de un solo y estruendoso golpe a tu cara. Sabes de sobra lo que te deseo, sabes mejor que nadie lo que me haces sentir con solo un roce “accidental” a mi entrepierna, sabes que detesto ser tu free de planta.
Se que te dolió, sé que de verdad te importa, por eso no puedo dejarla, estaría tan vulnerable a tu lado. Te sería muy fácil después conquistarla.
Solo déjame aclararte una ultima cosa, solo para que no dudes que en el fondo todo esto lo hago por ti. Esa mujer a la que tanto lloras, a la que no quisieras ver a mi lado, esa por la que sientes morir, ella sin tu amor, no es nada.