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27.2.09

You know I love the element of surprise.

Lanzo su control al suelo, emitió un largo gemido, un suspiro, sobrevino la pereza.

Tomo un cigarrillo y lo encendió, la primer bocanada es la mejor después del sexo.

Hoy había pasado el nivel 4, lo estaba tomando con calma. Cada vez que terminaba con un juego se sentía vacío. Desde que por fin a los trece le obsequiaron su primera consola SEX PRO no había sentido semejante vacío.

Había sospechado siempre que por alguna razón esto de los videojuegos para adulto no era nada natural, pero su madre insistía en que jamás debía tocar los órganos sexuales de otra persona que no fuera él mismo.

No era que conociera a alguien que se lo hubiese permitido, pero, a veces esos sueños en los que tenía contacto directo con otra persona lo hacían despertar con su cuerpo húmedo y un delirante deseo de frotar su cuerpo con otra piel.

Esa mañana mientras se debatía entre la combinación de comandos que le proporcionaban lengüetazos salvajes y la que hacía que claramente sintiera círculos en la parte superior, estuvo a nada de sacar su miembro del tubo receptor y quedarse insatisfecho. Aunque, ahora que lo pensaba, de cualquier manera quedo insatisfecho.

¿Qué no habría manera de que una lengua de verdad le propinara lengüetazos salvajes en otros lugares en los cuales tenía más deseos de sentirlos?

Fastidiado se levanto a mirar por la ventana. Su vecina de enfrente volvió a dejar su ventana abierta, no entendía como alguien podía ser tan imprudente y dejar abierta una ventana mientras usaba sus videojuegos para adulto dejando expuestas sus asquerosas y peludas piernas a los ojos de quien quisiera mirar por su ventana. Pero, un momento, esas piernas abiertas que disfrutaban de las maniobras que su dueña parecía aplicar con destreza a su control no tenían nada de peludas, de hecho, eran largas, infinitamente lisas y acariciables, quería tocarlas, quería estar ahí y arrancarle el transmisor de la entrepierna. No podía verle la cara, pero esos movimientos no dejaban duda del placer que estaba sintiendo, se sorprendió apretando comandos imaginarios con las manos mientras las piernas de carretera se tensaban anunciando un inminente orgasmo. Cerró la ventana de golpe. Los pasos de su madre resonaban por el pasillo, si la mujer supiera lo que su hijo podía ver a través de su ventana la habría tapiado hace ya tiempo.

-No tienes remedio, te he dicho que limpies el tubo receptor cuando termines de jugar, y ya sabes que el recolector no se lleva muestras que no hayan estado en refrigeración, eres un irresponsable, por eso no se te deja disfrutar del día de salida anual, ya estas en edad desde el año pasado pero si sigues así…

Si claro –pensó- con lo interesante que debe ser subir a la superficie cada uno metido en su capsula protectora a recordar a nuestros ancestros ¿A quién carajos le interesaba saber porque nuestros antepasados podían vivir en la superficie del planeta sin correr riesgos sanitarios?

Por el momento lo único que le daba vueltas en la cabeza era una cosa, en algún lado escucho, la leyenda urbana, inverosímil si se quiere, pero le llenaba de morbo saber más. Alguien dijo que los ancestros se reproducían introduciendo el cuerpo de uno entre el de la otra y que dejaban brotar el semen directamente en el interior de las mujeres. El quería saber más de eso, pensó mientras con desgano depositaba el semen recolectado en el congelador y procedía a limpiar el tubo receptor. Pensándolo bien, si estaba interesado en ascender a la superficie en la próxima salida anual.