13.11.09

This night has opened my eyes.

Me habían dado todo. Era uno de los hombres más acaudalados de la región, la mujer que yo quisiera llevarme a la cama, caía como por hechizo entre mis sabanas. Y todo esto se lo debía al clan.

Pero yo tenía un número que presentar, debía cumplir mi misión hasta el final, no podía quedar mal con el clan, a menos que prefiriera perder la vida, aunque, perder la vida era lo de menos, comparado con la tortura intermedia que se acercaba cada vez que alguien desistía de continuar obediente a los lineamientos del clan.

Las deudas en el clan se cobraban puntualmente, y es por eso que yo tenía que llevar una doble vida. A pesar de que mis deseos de pasar todo mi tiempo con ella sobrepasaban mis capacidades, sabía que de abusar de su compañía la pondría en el mismísimo ojo vigilante del clan. Y de ningún modo estaba dispuesto a aceptar que ellos cobraran mis deudas con su vida.

Así que para ella, solo estaba cuando me era posible escapar del asedio de aquellos, y cada día en sus brazos valía los otros treinta sin verla.

Solo puedo pensar una y otra vez en el sol brillando sobre su cabello a contraluz. Recordando aquella tarde de la última vez que la vi. Yo, recostado sobre la cama, apenas abrí los ojos y el sol, eclipsado por la sombra de ella, esparcía suavemente unos furtivos rayos por el cuarto. Ella estaba de pie frente a mí, mostrando al exterior su espalda desnuda a través de la ventana. Una combinación de sombras danzaba sobre su rostro y solo sus ojos competían con la última luz del atardecer que la envolvía en su resplandor. Uno no podía sortear su destino una vez que se cruzaba la propia mirada con esos ojos, con la inmensidad azul de sus ojos, enmarcados casi siempre en la maraña de rojos rizos que le cubrían incluso parte de la espalda. Una hechizante combinación.

Recuerdo aun aquella noche última en nuestro lecho, la sensación de sus rizos deslizándose entre mis manos; como ríos de vino tinto derramados en las sabanas, postrados al fin sobre la cama enmarcando el pálido rostro. El olor a inciensos de la habitación, su embriagador perfume mezclado con los aromas de sus fluidos. La visión panorámica de su vientre mientras yo me bebía sus secreciones. El temblor de sus labios en el momento mismo de hacerme palpable en sus adentros, sus marinos ojos abriéndose inconmensurables en absoluta comunión con sus gemidos. Sus blancas manos aferradas a mis caderas, imponiendo el ritmo y la cadencia de mis movimientos. Su piel ardiendo desde dentro, consumiendo mis deseos. Su voz pidiendo clemencia, implorando unos segundos más de resistencia, apaciguando el ritmo feroz de mi cuerpo, prolongando a capricho nuestros placeres. La suavidad de su abrazo último, antes de cerrar los ojos y caer en un meritorio y profundo sueño. La maraña roja de rizos que deslice de su rostro para darle un último beso antes de irme.

El deseo a cada paso de regresar corriendo y quedarme a atestiguar el momento en que aquellas ojeras abrieran paso al hipnotizante azul de sus ojos. Así la recuerdo, así para siempre se grabó en mi memoria, su espalda cubierta tan solo por el rojo de sus rizos, una maliciosa sabana envolviendo sus caderas y alojada hábilmente en burdos pliegues en lo más alto del arco entre sus desnudas, suaves y largas piernas.

La última vez. La última, antes que la desgracia se apoderara de mi vida. Aun no sé como es que ella portaba la insignia del clan cuando hallaron su cadáver. No era la mía, no fue por mí que la encontraron. Ese ópalo en forma de calavera colgando de un lazo dorado, el inminente símbolo de pertenencia del clan. Cuatro días después de entregarles mi último sacrificio, ella apareció muerta. Su cuerpo mostraba señales de haber sido sometido a una tortura brutal, La encontraron desnuda en un callejón oscuro del pueblo, lo único que traía encima, además de recortes obscenos adheridos a la piel, era esa maldita piedra de ópalo en forma de calavera pendiendo de un lazo dorado. No puedo averiguar nada, sería delatarme ante ellos. Mi mente gira y gira, mi única manera de saber algo al respecto es hablando con él. Lo deje viviendo a tres casas de ella, le encargue sus cuidados, siempre me tuvo al tanto de ella. Siempre. Hasta que perdió la razón. Si él perdió la razón ante el hallazgo ¿Qué habría sido de mí al tener que presenciar esa escena desoladora de su cuerpo tirado ahí, inmóvil, sucio, roto? Es por eso únicamente que siento cierto alivio de no haber estado ahí para contemplar la ruina que de ella quedo.

He perdido todo. La única persona que he amado en mi vida no existe más, mi mejor amigo enloqueció y nada puedo hacer ya por él. El clan, que me lo dio todo, también se ha llevado todo, aun sin saberlo. Mi poder e influencias no me sirven ya de nada. Las riquezas que poseo no me satisfacen más. Esta noche el clan se reúne, al parecer una reunión extraordinaria, me lo recordaron por teléfono esta mañana. Coloco en mis manos la invitación que hace ya dos semanas reposa en mi escritorio. El lamentable estado nebuloso de mi cerebro no me había permitido pensar en nada, de pronto noto debajo del sobre de la invitación un sobre más, es del clan también, no recuerdo haberlo visto antes. Extraigo el contenido del mismo. Son fotografías de ella, está con otro hombre, esta es más clara, no puede ser, es él, mi mejor amigo. Son los dos. Se están besando. Se tocan. Se devoran uno a otro. Entran a casa de él. Mi cerebro se hunde y gira vertiginosamente, mi estomago es un abismo que arrastra el resto de mis vísceras en su interior. Las imágenes se suceden una, otra y otra vez ante mis ojos a pesar de que hacen ya varios minutos que las fotografías yacen en el piso revueltas, arrugadas algunas, otras rotas.

Mi asombro es mucho menor que mi decepción, ante mis ojos se derrumban los últimos motivos que tengo par a creer en algo. Y a pesar de todo esto debo asistir a la reunión. Me pongo de pie tambaleando, y entonces mis ojos enfocan la foto más reveladora de la serie, una que no había llamado demasiado mi atención. Tomada en el jardín frontal de casa de él. Ella esta de pie dándole la espalda mientras con una mano sujeta su cabello sobre la cabeza. En el momento exacto en que se toma la foto, él coloca alrededor de su cuello una joya. El reflejo de la luz de la lámpara de la entrada se posa sobre la joya dejándome perplejo. Es una piedra de ópalo atada a un lazo dorado, seguramente en forma de calavera.

3.11.09

¿Por qué no puedo ser del Jet-Set?



El 22 de Octubre del presente año me toco escribir en el blog colectivo HD-B, en el que estoy colaborando como invitada. ¿Por qué lo digo ahora? Bueno, porque el servidor del sitio estaba dando problemas y hasta apenas ahora parece haberse restablecido del todo.


Para llamar un poco a sus curiosidades el titulo de la entrada es “The rise and fall of Marianos Drag Queen Dreams”

Si desea usted pasar a leer mi colaboración en el ya mencionado Blog, dé clic acá. Si desea alimentar el ego de la autora de éstas letras, deje un comentario en la entrada o en éste blog, de cualquier modo se agradecen todos y cada uno de sus amables comentarios.

29.10.09

La muerte le sienta bien.

Con motivo de las festividades de este fin de semana, y porque no sé que de Helloween, pero si de días de todos los difuntos, mi amigo el Lagarto y yo hicimos un intercambio de calaveras (somos muy tradicionales, jaja). Así que tomen nota de que la calavera que aquí se pública es obra del Lagarto. Si desean leer la que yo escribí para el susodicho pinchen (no pinche) aquí.

El camino había sido largo.
La poeta caminaba de noche.
Buscando a aquel, que un día,
Con su corazón había escapado.

Por aquellos callejones oscuros,
Su tristeza lloraba.
Con el alma rota y la cordura perdida,
Nunca se dio cuenta,
Que alguien sus pasos seguía.
La vigilaba por donde ella iba,
Y entre las sombras se escondía.

Rosa vagaba y por las calles recitaba
Los versos de Andrés y de Sabina
Cual princesa vampira en un pueblo con mar,
Nunca imagino que su fin,
Estaba casi a punto llegar.

Vestido de traje recto color negro,
Y un abrigo largo del mismo color.
Sus facciones eran duras,
Y sus manos eran frías
A Rosa se le apareció,
Con delicadeza y con la voz firme,
Dijo que era el fin y del brazo la tomo.
Y lentamente se la llevo.

Mas antes de eso le confeso,
Que si tanto la siguió,
Fue porque en un momento,
De sus versos se enamoro.

La muerte le llego y su alma se llevo.
Mas ella había muerto cuando el se alejo.

Ahora camina entre nubes
Mientras recita poesía,
Ahora Rosa esta tranquila,
Pues recupero su alma herida.

Autor: Lagarto (octubre 2009)

Diviértanse este fin de semana, no tomen mucho, vayan a todos los Helloweens que quieran, pero no olviden poner sus ofrendas.

19.10.09

Apaga la luz, fue lo último que dijo antes de tomar el autobús.

Al fin hubo algo que no me molesto de nuestro actual presidente. Y es que aunque ya parece agua pasada y un tema de conversación trillado, no puedo dejar de decirlo, el cierre de Compañía de Luz parecía un imposible que através de los años y de los sexenios se veía cada vez más lejano. Ya sé yo que habrá mil gentes diciendo que soy una imbécil, y que pobres trabajadores y que la soberanía nacional. Tan bruta tampoco soy, seguramente los motivos del presidente no son ni por asomo los que han estado recitando cual letanía decembrina en todos los medios de comunicación. ¿Pero, a poco no hay un solo ciudadano que no haya sido testigo de los excesos de los trabajadores de la extinta compañía de luz?. Cinco tipos trepados en una camioneta, con la actitud más déspota posible de imaginar, acudiendo a “reparar” alguna anomalía. Ha leído usted bien, amable visitante del extranjero, cinco tipos de los cuales solamente uno se dedica a llevar a cabo su “trabajo”, mientras los demás sin ningún asomo de vergüenza se dirigen a la miscelánea más cercana a comprar “chelas”. Cuatro “empleados” que la compañía no esta utilizando y a los cuales sin embargo les pagaban sueldos que ningún otro trabajador del país gana. Es bien sabido por todos el alto nivel de corrupción que se manejaba en compañía de luz, especialmente en el sindicato. Y para quién no entienda como un sindicato puede estar por encima de los intereses de una empresa, pues solo tiene que echar un ojo a los subsidios que el gobierno le destinaba a la industria eléctrica. Es decir, para que esforzarme en mejorar o siquiera mantener funcionando bien la empresa, si de todos modos a mi me pagan por chelear todos los días, y en caso de que mi “miserable” sueldo no me alcance para mantener a mis tres mujeres, pues siempre podría darme a la tarea de “venderles” una hipotética plaza (que en realidad no existe) a por lo menos un par de incautos que tengan la posibilidad de conseguir la plata suficiente como para comprarse un boleto al paraíso de los trabajadores sindicalizados, para luego aplicar la típica frase “si te vi, ni me acuerdo” y birlarles el dinero a ese par de bobos. O ¿que tal pedir un préstamo? de unos digamos $700, 000.00 pesos que iría pagando poco a poco con descuento a mi honradamente ganado salario y sin pagar un céntimo de intereses. Suave, ¿no? Y ya ni hablar de las cajas de ahorros.
Esto es muy poco decir de los beneficios que un empleado de Luz y Fuerza podía tener. Además contaban con las pensiones más jugosas del mercado, y ya que decir de la jubilación en un tiempo menor al que permite la ley. Por si esto fuera poco las plazas eran hereditarias, así que el hijo de un empleado de compañía de luz no tenía que preocuparse por estudiar, ya ni digamos siquiera la secundaria, su vida estaba asegurada, pues heredaría uno de esos puestos al que cualquier otro hijo de vecino no podía aspirar.

Y a nivel sindicato la cosa superaba lo antes descrito, baste decir que era un hueso tan peleado o más que la presidencia de la república la dirección del sindicato. ¿He dicho ya que todos estos compañeritos no pagaban un penique de servicio de energía electrica?

Y por otro lado, que astuto es nuestro presidente, permítanme decirles, agarró a estos amigos peor que al tigre de Santa Julia, celebrando un juego de la selección y sin una figura sindical oficial, pues como recordarán, se había impugnado recientemente el triunfo de Martín Esparza ya que era tan milagroso, que hacía levantarse a los muertos para emitir votos en su favor. El preciso dio el sabadazo más memorable de las últimas décadas, tan en las nubes estaban que hubo quienes incluso se presentaron el lunes a “trabajar”, pues ni por enterados de los sucesos del sábado y domingo. Y es que con todo respeto. ¿Quién chingados va a tener tiempo de ver noticieros (que no sean deportivos) el fin de semana?

Había que estar bien a tono con el pase al mundial, celebrando en grande, como debe ser, como buenos mexicanos sindicalizados que son. ¿A ellos que noticia en el mundo podría preocuparles?

De más esta decir el poco apoyo que a pesar de tanto cacaraqueo y melodrama a moco tendido hicieron los “pobrecillos extrabajadores”. ¿Quién quiere apoyar a estos angelitos que aun en su cruel situación recibirán sus jugosas liquidaciones, mucho más que conforme a ley. ¿Acaso ellos han hecho algo por todos los trabajadores que cada día se quedan sin trabajo por los cierres de empresas que la crisis actual provoca día con día? ¿Han salido a la calle a protestar por aquellos que con menor suerte que la suya, probablemente con su liquidación apenas sobrevivan dos o tres semanas?

No digo que todos los trabajadores de luz y fuerza fueran unos pránganas, ni que todos hayan terminado apenas la primaria, pero, aceptémoslo, esos son los que se deben estar tronando los dedos. La gente que de verdad cumplía con su trabajo, seguramente será recontratada, o conseguirá un empleo, o quizá con lo de su liquidación logre conseguir un modo digno de salir adelante. Y si acaso hay algunos que deben más de lo que les pagarán de liquidación, deberíamos cuestionar ¿Cómo es posible que te presten tanto dinero y no hayas hecho con él algo que te permita tener un modo de sostenerte? Aunque la respuesta es obvia. Estos amigos estaban seguros, como que el sol sale todos los días, de que Compañía de Luz era eterna. Y, chavos, apréndanse bien esto: lo único que está científicamente probado que nunca se acaba, es la cosecha de mujeres.

No me río, después de reflexionar, uno se da cuenta de una triste realidad que va más allá de nuestros alcances, o los del gobierno, o los del sindicato o los de quién sea. A partir del 10 de octubre hay un porcentaje mucho más alto al acostumbrado de ladrones en las calles. Porque se ha dejado en la calle no ha miles de trabajadores, pero, quizá si, a cientos de personas que en su vida han trabajado. Lo que harán a partir de ahora con sus vidas no lo quiero imaginar. Algunos de ellos, como ya lo mencione, tienen hasta tres familias que mantener y con las cuales compartir su liquidación. Nos esperan días difíciles a todos. Yo me quedo con una pregunta nada más. ¿Hasta que punto esta corrupta una nación en la que cerrar una fuente creciente de la propia corrupción puede tener un costo más alto que mantenerla funcionando? Da tal miedo, que uno no puede menos que sentirse al punto para las tenebrosas celebraciones que se acostumbran a fin de este mes.  ¿Listos?


5.10.09

Cajeros automáticos del mundo, Uníos.

¿Qué no se suponía que el non plus ultra de los cajeros automáticos era la disponibilidad de efectivo a la hora que uno lo necesitara?


Así se nos vendió la idea de manejar tarjetas de débito o nómina, y esta genial, no me estoy quejando de ello, lo que me encabrona amargamente es que el sábado pasado, sin un peso en la bolsa hice acto de presencia en la sucursal Bancomer de Valle Dorado, para mitigar un poco los rugidos hambrientos que mis bolsillos le estaban propinando a mi economía. Y oh!, sorpresa, oh!, decepción, oh! my Cat, me encontré con que no había acceso a los cajeros automáticos, y no solo eso, si no que además en pleno abuso del descaro había pegado un letrero que avisaba: “El horario de los cajeros automáticos es de 8:00 A.M. a 7:00 P.M. de lunes a viernes”. Oh, por Dios, ya no les es suficiente con el hecho de los fines de semana inmediatamente posteriores a quincena sea casi imposible encontrar un cajero de Bancomer que cuente con efectivo, además de todo, con la mano en la cintura hacen desaparecer la ventaja principal por la cual uno necesita tener un tarjeta de débito o nómina: La disponibilidad de efectivo (tu dinero) fuera de horarios de oficina.

Entonces uno se preguntará (y con justa razón) ¿Qué ventajas ofrece el hacer uso de un cajero automático?

Que no tienes que hacer colas en el banco, dirán los más optimistas. Sí, como no, les contestaría yo ¿A caso no han visto las colas que se forman los viernes en todos los cajeros automáticos? La mayoría de los trabajadores en el D.F. y el Estado de México cobran los viernes. Y si de plano te querías ahorrar las filas interminables de quincena y vas al cajero digamos unos dos o tres días después, un sábado por ejemplo, te encontrarás con el ligerísimo inconveniente de que tienes que andar peregrinando cual judío errante, de cajero en cajero para encontrar alguno, aunque sea de otro banco, que tenga (comisiones de por medio) efectivo. Y otra vez volvemos al principio con la pregunta ¿Qué ventajas ofrece tener una tarjeta de débito o nómina y utilizar el cajero automático?

Tal vez ninguna, pero, veámoslo, como decía el Chompiras, “por el lado amable”. ¿No creen que sea probable que lo que en realidad pareciera un paso atrás en la historia de la humanidad, en realidad podría ser un gran paso para una probable Segunda Revolución Industrial (¿tecnológica?)? No me deja mentir el hecho de que de noche a mañana y sin decir agua va resulta que ahora los cajeros automáticos cuentan con derechos laborales (semana inglesa, por lo menos), no quiero imaginar cuando les den su mes de vacaciones.

Aunque, esperen. Ahora se empiezan a aclarar todos los hechos contundentes que han devenido en este suceso tan improbable. Ahora se dilucida en mi mente la razón y el motivo por el cual ha habido en las últimas semanas un incremento en las explosiones en cajeros automáticos. Que Frente Liberación Animal, ni que mis polainas. Para mí que eran cajeros kamikazes exigiendo sus derechos.