La sal del mar que quiso reclamarte,
Tengo en el paladar entrometida.
Intentando inundarme la mirada
En torrente de falsas esperanzas.
Hace falta decir que haces ya falta.
Que apenas hace un día que nos dejaste.
Y ya se caen las hojas de los árboles marchitas.
El final del otoño se une al tuyo.
Como el roble que has sido te recuerden.
Como quedo de triste el mobiliario,
Como te extrañaran tus instrumentos.
Hechos a tu rigor, a tus marchas forzadas.
Y el invierno apresurando su llegada,
Precedido por la gélida mañana.
En el llanto suspendido en mis pupilas,
Se contienen mucho más que pensamientos.
Y un puñado de adioses dolorosos,
De tus viudas y huérfanos amigos.
Aún sin resignación te despedimos,
Con nuestro corazón casi dormido.
Latiendo apenas en señal de duelo,
Guardándote un minuto de silencio.
3 comentarios:
no se si deba guardar silencio por respeto...
o si es esos minutos de silencios que se me amontonan en los dedos..
muy bueno como siempre, anuestros muertos cualquiera que estos sean, que no los sepulte el olvido
buen fin te mando un abrazo
Kiddo... debo decir que ese escrito me conmovió demasiado, esas palabras que cuestan tanto decirlas en momentos de duelo supiste interpretarlas con tal elegancia que reconfortan.
un abrazo.
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