Parte I“Hoy no habría corazones rotos, si tu quisieras”
Si tú quisieras. Canción del español grupo La Unión que acompaño mis preparatorianos desvelos. Me traía muerta un chico pesado (80 kilitos nomás) que no parecía notar que yo literalmente babeaba por él, bueno, en realidad no creo que no lo notara, pero ya saben, los hombres siempre se van a perseguir a las chicas buenas y bien portadas incapaces decir una sola mala palabra, ni tan siquiera una maldición (aunque yo siempre las he llamado hipócritas, pero bueno), recuerdo haber pasado tardes grises y lluviosas con el walkman (si, un walkman de verdad, de los que sacabas tu casette y lo recorrías con tu plumita bic) a todo volumen escuchando esa canción .Yo sólo quería una oportunidad, y como soy bien aferrada, pues al final si la conseguí.
“Hoy te he borrado de mi paciencia, hoy fui capaz”
La despedida. Esta vez Manu Chao ambienta el desolado panorama de perder a alguien que es mucho más que un amigo: Perder a la persona que nos apasiona, que hace girar más a prisa el mundo, o que al menos ocasiona un caos estomacal cada vez que se aproxima a mí. Sigo pensando que duele más perder a un amigo con derechos que perder a alguien que oficialmente es nuestra pareja, pero que a la hora de los besos y la pasión extrema no llena nuestras expectativas. No hay nada más rico que besuquearte con alguien a quien no tienes la obligación de llamarle por su cumpleaños o tener que acordarte que tuvo exámenes para no olvidar que debes preguntarle como le fue, esa persona a la cual no tienes que andarle rogando para volver a verla, solamente porque un día te fue imposible asistir a una cita con él. Es mucho más adictiva esta clase de relación, por eso cuando acaba uno tiene que terapearse con frases del tipo “ya estoy curado, anestesiado, ya me he olvidado de ti” o mi favorita “ya no te espero, ya no te llamo, ya no me engaño”. Si, como no.
“Que ya no puedo continuar espiando, día y noche tu llegada adivinando”
Algo contigo. Andrés Calamaro, a veces endulza su rasposita voz y le salen cosas como ésta, y aparece justo en el momento exacto en el que vivo esta historia de amor-amistad-pacto de no tocar-acuerdo de no hay más que amistad-aunque ambos nos sabemos atraídos por el otro. Hacer el tonto es fácil, pero sobre todo después de topar con pared en el enredo de dejarte llevar un día. ¿Para qué le preguntas a alguien si desea que esto continúe?, si al final, a pesar de ser tú el primero que afirmo que así lo deseaba, te quedas con quien ya estabas, dejando pasar a esta persona con la que sabes que las cosas se habrían puesto buenas. Pues bien, no me lo pregunten a mí, que yo fui quien tuvo que esperar años para escuchar frases parecidas a las de esta canción: “hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo”. Si, seguro, y yo me seguiré preguntando ¿Habría confesado igual sus sentimientos si no hubiese estado de por medio el hecho de que yo tenía en esos momentos la perspectiva de una pareja formal? Naa, esas cosas nunca pasan, no a mí por lo menos.
“Me arde y me quema, saber que no vas a volver”
Me arde. Calamaro me mata por varias razones, pero la principal es que por alguna casualidad del destino siempre que traigo pedos sentimentales, se aparece por ahí en mi reproductor de mp3 con la canción exacta para rasparle a la llaga. Cuando uno termina una relación puede haber millones de canciones que vengan a colación y te hagan chillar como marrano en matadero, pero Oh!, my cat!, cuando alguien esta cien por ciento seguro que esa persona no va a volver, aun si bajaras luna, estrellas y luceros, ¿Qué más queda por hacer que arderse hasta el último límite permitido? Rascarle a la herida hasta que quede en su último y monumental tamaño, para que todo el mundo se de cuenta que nos duele, que nos mata, que nos arde, que disimular no es tan fácil
“Todos veían que se hundía menos yo”
Rumbo errado. Saber que alguien no esta a tu lado por los motivos correctos, o al menos por los que tu quisieras: Darle más de lo que sabes que merece, y todo con tal de según nuestro ingenuo esfuerzo, conseguir que se de cuenta de lo mucho que merecemos su amor. El absurdo más total es cuando abres los ojos y te das cuenta que el que no merecía nada, no eras tu precisamente, desde luego, esto lo aceptas hasta que ya te rompieron todita la madre y te dejaron en banca rota, y pues bueno, ya no quiero seguir contando esto (snif).
Aquí no acaba todo, ya lo deben haber notado, puesto que el título anuncia diez rolas y solamente llevo cinco. Espere la parte dos en el próximo post.