Madre,
si no soy hija del rey,
¿Cómo esperas que yo herede la corona?
El hijo de tu rival, es igual a su papá
¿Y yo que puedo hacer por ti mamá?
Engañaste al máximo poder
Pero no hay nada que se pueda hacer
Confundida te preguntas ¿cómo sé?
Le abriste tus puertas una noche al rey,
Pero aquella noche ya con él te compartí,
Él entre tu cuerpo, yo dentro de ti.
Para poder llamarme "tu princesa",
Tuviste que matar a quien amabas.
Y te quedaste sola para siempre,
Con tal de renombrarme” tu fortuna”.
Madre, el rey jamás volvió a tocarte.
Madre, ¿por qué a mi padre asesinaste?
Tu ambición te ha partido la piel,
Porque cada noche tú sueñas con él.
Te escucho entre sueños gemir tu pasión,
Y al despertar lloras pidiendo perdón.
Qué suerte que jamás pasaste noche con el rey.
Que suerte que jamás testifico tu confesión.
Madre, ¿dónde está tu corazón?
Madre ya no alcanzo sucesión.
En una encrucijada, madre estoy.
Entre madre y majestad me divido con temor.
¿Qué puedo hacer si yo también le amo a él?
Una tarde de verano por mi puerta traspaso.
Mi escuálida desnudez de adolescente sorprendió,
Prodigándome a mí misma mi inicial masturbación.
Petrificado el reflejo de su rostro tengo aún.
A través de aquel espejo por un segundo le vi,
Pero antes que de la cama diera un salto magistral,
Al salir no había dejado un rastro su majestad.
En su mente y en la mía como a fuego se grabó,
La desnudez de mi cuerpo y de sus ojos la expresión.
El rey amaba a su hija, y ésta impostora cayó.
Rehuimos desde aquel día quedar a solas los dos.
Pero no me acuses madre de incestuoso proceder,
Yo ya sabía de antemano que mi padre no era el rey.
Y me angustié por la angustia de verlo palidecer.
Sus ojos y mi mirada se cruzan de vez en vez,
Y un suspiro dolorido hace su pecho crecer,
Y al momento que le suelta mi estómago siento arder,
Y en mi sueño ese suspiro yo quisiera retener.
Porque si cierra los ojos y entristece su actitud,
Yo ya siento que las piernas no me van a responder.
Madre, ¿cómo voy a hablarle de lo limpio de mi amor?
¿Tendré acaso que ocultárselo y guardarme mi dolor?
¿Cómo puedo ser tan cruel y permitir que sufra así?
Ni tampoco traicionarte, antes prefiero morir.
Madre, cuando esto leas ya no voy a estar aquí.
Di al rey que no fue su culpa, dile que rece por mí.
Inventa madre una excusa, no digas como morí,
Dile que mortal veneno por accidente bebí.
Pues no quiero que el rey sufra un solo día más por mí.
¿Cómo esperas que yo herede la corona?
El hijo de tu rival, es igual a su papá
¿Y yo que puedo hacer por ti mamá?
Engañaste al máximo poder
Pero no hay nada que se pueda hacer
Confundida te preguntas ¿cómo sé?
Le abriste tus puertas una noche al rey,
Pero aquella noche ya con él te compartí,
Él entre tu cuerpo, yo dentro de ti.
Para poder llamarme "tu princesa",
Tuviste que matar a quien amabas.
Y te quedaste sola para siempre,
Con tal de renombrarme” tu fortuna”.
Madre, el rey jamás volvió a tocarte.
Madre, ¿por qué a mi padre asesinaste?
Tu ambición te ha partido la piel,
Porque cada noche tú sueñas con él.
Te escucho entre sueños gemir tu pasión,
Y al despertar lloras pidiendo perdón.
Qué suerte que jamás pasaste noche con el rey.
Que suerte que jamás testifico tu confesión.
Madre, ¿dónde está tu corazón?
Madre ya no alcanzo sucesión.
En una encrucijada, madre estoy.
Entre madre y majestad me divido con temor.
¿Qué puedo hacer si yo también le amo a él?
Una tarde de verano por mi puerta traspaso.
Mi escuálida desnudez de adolescente sorprendió,
Prodigándome a mí misma mi inicial masturbación.
Petrificado el reflejo de su rostro tengo aún.
A través de aquel espejo por un segundo le vi,
Pero antes que de la cama diera un salto magistral,
Al salir no había dejado un rastro su majestad.
En su mente y en la mía como a fuego se grabó,
La desnudez de mi cuerpo y de sus ojos la expresión.
El rey amaba a su hija, y ésta impostora cayó.
Rehuimos desde aquel día quedar a solas los dos.
Pero no me acuses madre de incestuoso proceder,
Yo ya sabía de antemano que mi padre no era el rey.
Y me angustié por la angustia de verlo palidecer.
Sus ojos y mi mirada se cruzan de vez en vez,
Y un suspiro dolorido hace su pecho crecer,
Y al momento que le suelta mi estómago siento arder,
Y en mi sueño ese suspiro yo quisiera retener.
Porque si cierra los ojos y entristece su actitud,
Yo ya siento que las piernas no me van a responder.
Madre, ¿cómo voy a hablarle de lo limpio de mi amor?
¿Tendré acaso que ocultárselo y guardarme mi dolor?
¿Cómo puedo ser tan cruel y permitir que sufra así?
Ni tampoco traicionarte, antes prefiero morir.
Madre, cuando esto leas ya no voy a estar aquí.
Di al rey que no fue su culpa, dile que rece por mí.
Inventa madre una excusa, no digas como morí,
Dile que mortal veneno por accidente bebí.
Pues no quiero que el rey sufra un solo día más por mí.
4 comentarios:
Me ha gustado mucho!
Me he hecho seguidora tuya, espero que te pases por mi blogg, estoy escribiendo una novela ^^
¡Un saludo y perdona las molestias!
kiddo Mi kiddo
eres suprema.
Kiddo, sólo vengo a leerte y desearte felicidad, este náufrago que te sigue sabe que ese año, a pesar de sus pesares, vendrá cargado de un equipaje en júbilos y quehaceres a la medida de tus deseos. Lo se porque tus ojos afirman esa sensación que dan las conquistas, las batallas ganadas a pulso de constancia.
Abrazos desde un pequeño charco, quesque mar, pero fraterno.
Genial!!! me gustó mucho, buenas letras!!!
Saludos!
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