30.5.08
21.5.08
¿Ya estoy curado?
Con la absurda ilución de quién ingenuamente piensa que se acabo, se suelen escribir este tipo de canciones. No sé a quién le salan más la herida, si a quién compuso semejante oda al autoengaño, o a quienes como yo la escuchan mil veces con la absurda esperanza de que se vuelva cierta la sentencia: "Ya estan domados mis sentimientos, mejor así"
Más, aun en el colmo del paroxismo, se escucha y se repite con singular pasión la exaltada frase "ya no me engaño", que cinísmo oculto entre tanto dolor. Se acepta la perdida, pero con el hondo deseo de que no sea así, y aun en esa circunstancia, decir "ya no me engaño", es el engaño más grande de todos.
Porque muy en el fondo, o bastante en la superficie, estamos seguros de que al final, en nuestro sentir, como en la canción, prevalecera, un dilucidador: "Te espero siempre mi amor, cada hora cada día, cada minuto que yo viva"
Palabras que al final confieren a una rola, en su forma esperanzadora, un fondo de pura decepción que logra situarla, y por mucho, en los niveles de lo que se suele llamar una rola de ardidos(o hecha para cuando nos quema y recalcitra el abandono de nuestro peor es nada).
Es una rola de ardidos, porque la esperanza que al principio se representa en el hecho de afirmar que "ya estas curado", se trastoca gradualmente en profunda desilución, cuando comprendes que al final, la esperanza que realmente quisieras tener, es la de que ese perfido(a) embustero(a) regrese contigo. Por eso casi escupes (o vomitas, lo que se prefiera) las ultimas palabras: "No te olvido y te espero", porque eso es lo que realmente quisieras que pasara, aunque,sabes perfectamente que no va a ser así, de otro modo, para que habrías de querer engañarte diciendo por principio de cuentas "Ya me he olvidado de ti".
Dan ganas de llorar, ¿o qué?
Más, aun en el colmo del paroxismo, se escucha y se repite con singular pasión la exaltada frase "ya no me engaño", que cinísmo oculto entre tanto dolor. Se acepta la perdida, pero con el hondo deseo de que no sea así, y aun en esa circunstancia, decir "ya no me engaño", es el engaño más grande de todos.
Porque muy en el fondo, o bastante en la superficie, estamos seguros de que al final, en nuestro sentir, como en la canción, prevalecera, un dilucidador: "Te espero siempre mi amor, cada hora cada día, cada minuto que yo viva"
Palabras que al final confieren a una rola, en su forma esperanzadora, un fondo de pura decepción que logra situarla, y por mucho, en los niveles de lo que se suele llamar una rola de ardidos(o hecha para cuando nos quema y recalcitra el abandono de nuestro peor es nada).
Es una rola de ardidos, porque la esperanza que al principio se representa en el hecho de afirmar que "ya estas curado", se trastoca gradualmente en profunda desilución, cuando comprendes que al final, la esperanza que realmente quisieras tener, es la de que ese perfido(a) embustero(a) regrese contigo. Por eso casi escupes (o vomitas, lo que se prefiera) las ultimas palabras: "No te olvido y te espero", porque eso es lo que realmente quisieras que pasara, aunque,sabes perfectamente que no va a ser así, de otro modo, para que habrías de querer engañarte diciendo por principio de cuentas "Ya me he olvidado de ti".
Dan ganas de llorar, ¿o qué?
12.5.08
You, mother fu....
Se supone que el día de las madres, todas las madres deberíamos amanecer con un obsequio en ciernes. Yo no sé en que parte de las estadísticas estoy yo, como madre soltera que no tiene contacto con el progenitor de su hija, pero no creo que el porcentaje sea muy pequeño. El caso es que la llegada del 10 de mayo es cada día más engorrosa para mi, es cierto que tengo una madre a la cual festejar, pero no se siente bonito ver a todo mundo abriendo obsequios alrededor, mi hija aun es muy pequeña como para entender que el 10 de mayo es un día que se ha señalado para que la mercadotecnia una vez más haga de las suyas.
Pero luego uno también se pone a pensar en las personas que recién perdieron a su madre, en los que les importa tan poco que la tienen viviendo en un asilo, en los que no saben ni quién los parió, en los que tienen una, solo para sacarlos de sus aprietos económicos, o con la ley, en las que fueron madres por instantes y después vieron morir a sus hijos, en las que al ver en lo que sus hijos se han convertido desearon no haberlos parido, en los que tienen madres dominantes, y en fin, acabo comprendiendo que madres e hijos somos solo seres humanos, y que por muy deprimida que me ponga el día de las madres, siempre habrá alguien que las este pasando más negras que yo.
Estoy segura que en cuanto mi hija tenga edad de que alguien le diga “que poca madre”, no va a tener ninguna razón de sentirse aludida, talvez no tenga padre, pero madre si tiene, y mucha.
No recibí regalos por el día de las madres, ni llamadas de amigos felicitándome, pero se que soy madre porque así lo decidí, y eso me hace sentirme mucho, pero muchísimo mejor, después de todo, lo que nos hace ser buenas madres son cosas que no necesitan reconocimiento, porque las hacemos por amor.
Hoy es lunes y ya se acabo la fiebre de regalos, flores, canciones cursis, festivales, rifas, eventos proselitistas con despensitas chafas incluidas, y demás delirios que solo se llevan a cabo una vez al año en conmemoración de las autoras de nuestros días. Es un lunes perfecto e impersonal para regalarle a mis oídos lo que el alma ha estado deseando todo este fin de semana: una rola que levante. Y como yo no soy envidiosa la comparto con quien quiera escucharla.
Pero luego uno también se pone a pensar en las personas que recién perdieron a su madre, en los que les importa tan poco que la tienen viviendo en un asilo, en los que no saben ni quién los parió, en los que tienen una, solo para sacarlos de sus aprietos económicos, o con la ley, en las que fueron madres por instantes y después vieron morir a sus hijos, en las que al ver en lo que sus hijos se han convertido desearon no haberlos parido, en los que tienen madres dominantes, y en fin, acabo comprendiendo que madres e hijos somos solo seres humanos, y que por muy deprimida que me ponga el día de las madres, siempre habrá alguien que las este pasando más negras que yo.
Estoy segura que en cuanto mi hija tenga edad de que alguien le diga “que poca madre”, no va a tener ninguna razón de sentirse aludida, talvez no tenga padre, pero madre si tiene, y mucha.
No recibí regalos por el día de las madres, ni llamadas de amigos felicitándome, pero se que soy madre porque así lo decidí, y eso me hace sentirme mucho, pero muchísimo mejor, después de todo, lo que nos hace ser buenas madres son cosas que no necesitan reconocimiento, porque las hacemos por amor.
Hoy es lunes y ya se acabo la fiebre de regalos, flores, canciones cursis, festivales, rifas, eventos proselitistas con despensitas chafas incluidas, y demás delirios que solo se llevan a cabo una vez al año en conmemoración de las autoras de nuestros días. Es un lunes perfecto e impersonal para regalarle a mis oídos lo que el alma ha estado deseando todo este fin de semana: una rola que levante. Y como yo no soy envidiosa la comparto con quien quiera escucharla.
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