El aguerrido muro de tu pecho
Avasallando el mío entre pared y espada,
El distraído mundo del que me sustraigo
Al compás de los botones de mi blusa que
se abre.
Me das un sorbo de tu boca que es veneno,
Que ya no quiero dejar de beberlo.
La oscilación de mi pecho enardecido
Coronado por dos duras rocas
Apuntando en dirección al tuyo…
El loco palpitar.
Las espuelas de tus manos
Que aguijonean mis caderas,
El canto martillado de los muelles de tu
cama,
El abrazo incendiario entre mis piernas
Fruto gozoso de las pulsaciones
Que desde dentro, tú, a placer me provocas.
El esfuerzo de mis brazos y mi lengua,
De mis dedos impacientes,
Del espasmo de mis piernas
Con su música in crescendo
Que culminará en mi boca.
La dulce sensación del vacío,
La ausencia de todo sentido
El abandono a un mundo en mi interior…
Contigo dentro; pero lejos ya de ti.
Mis pies sobre tus piernas,
Mis manos que crujen lento sobre el
gel en tu cabeza
Sólo buscando están un punto de apoyo…
En este mundo que me gira dentro
Que me atruena afuera
Algo a lo que agarrarme cuando
tambaleante,
Todo
me vibra encima, debajo y hasta el fondo.