Sin dejar de mirarnos hablamos
Más no a los ojos, necesariamente.
Gastándonos un tanto en los encuentros,
Aun sin apenas llegar a tocarnos.
La risa es un reflejo del embrujo
Que va envolviendo a esta atracción demente,
Y mis palabras siempre a darte cuerda,
Y tú encantado sigues mi corriente.
Decirme que me gustas así como estas,
Así como eres, tan tú, tan a mi modo.
Tener que dejar que te vayas, sabiendo
Que siempre que te veo me dejas brillando.
Cuando pienso en tus ojos así
Cautivos por el peso de la piel bajo mi ropa
Y en tus manos, tan lejos y tan cerca
Y en tus ojos… ajustados a mi piel…
Y en tus ojos.
Y en tus ojos reflejado el cielo,
El cielo del gusto de volver a vernos,
De vernos nuevamente como tontos
Con la sonrisa
delatora por delante.
Y esperar con la tripa revuelta
Una oportunidad más de la vida
Para andar de aparecida por tu vida,
Y me sonrías cuando lo consiga.