6.6.14

Nena, nunca te voy a dar lo que me pides.

Vértigo.
 
 
Sin dejar de mirarnos hablamos

Más no a los ojos, necesariamente.

Gastándonos un tanto en los encuentros,

Aun sin apenas llegar a tocarnos. 

 

La risa es un reflejo del embrujo

Que va envolviendo a esta atracción demente,

Y mis palabras siempre  a darte cuerda,

Y tú encantado sigues mi corriente.

 

Decirme que me gustas así como estas,

Así como eres, tan tú, tan a mi modo.

Tener que dejar que te vayas, sabiendo

Que siempre que te veo me dejas brillando. 

 

Cuando pienso en tus ojos así

Cautivos por el peso de la piel bajo mi ropa

Y en tus manos, tan lejos y tan cerca

Y en tus ojos… ajustados a mi piel…
 

Y en tus ojos.

 

Y en tus ojos reflejado el cielo,

El cielo del gusto de volver a vernos,

De vernos nuevamente como tontos

Con  la sonrisa delatora por delante.

 

Y esperar con la tripa revuelta

Una oportunidad más de la vida

Para andar de aparecida por tu vida,

Y me sonrías cuando lo consiga.

23.1.14

Waitig for the man.

II


Te extraño en el rugido de mis pesadillas,
En el rumor de las mentiras que aún no me cuentas,
En la falsa encomienda de nuestros recuerdos,
En la piel que ardiendo se revienta.
 
Te necesito en el sudor de mis sueños.
En esos sueños que se rompen al alba,
Que dejan su recuerdo incendiando mi almohada.
 
Te voy buscando entre mis movimientos,
Percibiendo tu aliento en mis lamentos a solas,
En los lamentos que inspira tu ausencia.
En los espasmos de mi celo te presiento.
 
Te añoro en la furtiva tarde a la que robo
Un par de horas cada vez que puedo;
Para pasar de largo mis labores cotidianas
Y llenar de tu ensueño aquellas cortas horas.
 
Me aturdo ante mi propio grito,
Que guardo intacto para mis adentros,
Que se sabe rugido sediento
Por dar mordiscos a tu esquivo cuerpo.
 
Devoro entre visiones los sabores
Que guardo en la infernal cruda memoria.
Ese gusto salobre de tus superficies,
La ensoñación rastrera de mis duermevelas.
 
Más vienes y me voy con todo.
No se reconocerme suave.
 
Me tocas y es llover cintura abajo,
Me miras y te miro entre quimeras,
Te adelantas malévolo a mi antojo
Y me pierdo en el fuego entre tus piernas.