23.5.12

Mientras vuelvo.

Hace algunos ayeres para una colaboracion en HD-B:


A Simón le gustaba pensar que la chica que se sentaba a su lado en clase de cálculo se llamaba Kelly. En sus más sucias fantasías había vivido con Kelly las semanas más apasionadas de su vida, todas las noches en la oscuridad de su habitación, iluminada tan solo por la luz que emitía la pantalla de su lap, Simón solía inventarse mil aventuras de cama junto a Kelly: El blog donde narraba dichos encuentros extenuantes en los diversos e inimaginables lugares, a través de  las semanas que llevaba alimentándolo, se había vuelto un exitoso lugar concurrido por la más diversa fauna de adolescentes precoces en busca de vivir através de dichos relatos lo que a ellos mismos les habría gustado hacer (ya ni siquiera con la buenota Kelly, sino con cualquiera de sus conocidas que se los permitiera). Ilusos.



No se imaginaban siquiera que el hombre al otro lado del cable, se sacudía al igual que ellos todas las noches sus fantasías más calientes al releer la aventura en turno una vez publicada. Porque algo que no se puede negar y es un hecho consumado, es que Simón era un excelente contador de historias y además un gran artífice del lenguaje obsceno, lo cual hacía de sus relatos blogueriles y febriles, atractivísimas lecturas nocturnas  de las que a la fecha los que las habían leído conservan memoria y un especial aprecio por el autor.

Ahora, el asunto de Kelly, que en realidad se llamaba Amanda y que era compañera de clase de cálculo de Simón, era una cosa totalmente aparte. Amanda estudiaba por cuenta y cargo propios. Durante la mañana realizaba sus deberes escolares y por la tarde asistía a la Universidad. Por pura lógica y a juzgar por esas atractivas ojeras que causaban ese efecto de una mirada profunda en sus ojos, era de suponerse que Amanda tenía actividades nocturnas que por lo menos le ocupaban la mitad de la noche y parte de la madrugada. Nadie lo sabía ni se lo preguntaba, pues Amanda era una de esas chicas herméticas que a nadie pelan en clase, independiente, indiferente y exceptuando por las miradas de reojo propinadas a sus piernas por Simon, imperceptible.

Nadie se habría imaginado que esa voz, insípida durante el día, por la noche se convertía en la sensual voz de una línea caliente telefónica. No era un mal  trabajo después de todo, lidiar por teléfono con un cliente, no es lo mismo a sentir tus pechos embarrados por sus babas apestosas de ebrio, y ella lo sabía por experiencia propia.

Amaba su trabajo, era capaz de  embaucar durante carísimas horas de charla a cualquier incauto que caía en sus garras. Amanda había adquirido un inusitado prestigio como excitadora telefónica en la agencia para la que trabajaba. Era, sin saberlo ella, una minita de oro para los dueños del negocio.  Así puestas las cosas Simon y Kelly tenían cada uno por su lado actividades secretas tan similares, que aun no se puede comprender como por casualidades de la vida tres tardes por semana y dos horas cada una se sentaban uno junto al otro, sin imaginar que el oficio de erotizadotes anónimos los volvía colegas.

Y es que los muslos de Kelly eran descomunales, daban cuenta de ello las miradas de reojo que  Simón solía brindarle y que habrían llenado planas enteras de padres nuestros y aves marías, si alguna vez Simón hubiera decidido confesar que había pecado de pensamiento.

Pero sucede que una tarde…


En ese preciso momento todo quedo en la oscuridad y un insoportable Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiip, irrumpió en la tranquilidad de la tarde. Rosa golpeo con fuerza el escritorio del ordenador donde solía trabajar y escribir de vez en cuando. Se había perdido para siempre en la ignominia de un apagón aunado a la ineficiencia de su no-break la historia que tenía que publicar en unas cuantas horas en HD-B. Es cierto que los cambios de tema de última hora le habían fastidiado la existencia, pues ya se imaginaba escribiendo como la próxima heredera del maestro Asimov las más insólitas aventuras futuristas jamás escritas.
Cerró con llave los cajones de su escritorio y se dirigió a la salida de sus oficinas pensando que debió salvar a tiempo el archivo. Maldita tecnología, eso le pasa por no usar como era costumbre un cuaderno y una pluma.

26.9.11

Midnight source

Dices que no pasa nada, y yo te creo.
Mejor que nadie se que así será mañana,
Sin ese cosquilleo entre las piernas
Cada vez que acto hacías de aparición.

Yo digo que no quiero hacerte daño;
Aunque en el fondo, es a mi a quien protejo.
Es duro ser quien la decisión toma,
Pero está visto que alguien debía ser,
Y entre los dos la postergamos tanto,
Que hay muescas escarbadas en la piel.

Ser parte del placer del otro,
Hablarle cosas que jamás leyó,
Insinuarle a descaro los deseos,
Incendiar con palabras esa piel.

Jugar un juego burdo de lujuria,
Y asechar en la sombra tras un 'no'
Perder una noche la cordura,
Que una brecha de insomnio abrió.
Con una imagen sola en la memoria,
Tenerte una vez más en mi interior.

Dices que no me altere, y lo concedo,
Porque por dentro va una procesión,
Que no comienza en esta tarde de adioses,
Si no esas tantas noches sin dormir.

Dejar que la obsesión se haga costumbre,
Nombrarte en un aullido delator,
De las febriles rudas sacudidas,
Que a solas me provoco yo en tu honor.

Desearte una vez más a media noche,
Sin contar con un mensaje delator,
Para hacerte saber que has inspirado,
Mis espasmos violentos de pasión.

Te digo que de incertidumbres largas,
Más días de tu ausencia necesaria;
Mezclando días de fugaz pasión,
Prefiero entre tú y yo la nada;
Y tú celebras esta decisión.

Te concedo razón, más no por eso
Puedo decir que por fin se acabo.
Me quedan y te quedan varias noches
Imaginando lo que no paso.


17.9.11

Desire.

Entre tú y yo sexo y nada más.
Una penumbra insolentemente enturbiada
Por alguna lejana luz que deambula.
Extrañamente con mis manos te recorro,
Y aun sin corazón de por medio, te nombro.

Tus ojos acusan tu deseo ansioso
Y esos silencios son tan delatores.
Yo no quiero pasar una noche a tu lado;
Pero estar en la misma penumbra,
Compartiendo salivas, sudores,
Justifica el dolor del proceso.

Entre tú y yo un abismo previo
De decisiones y arrepentimientos,
Rechazos, tras rechazos importunos,
que hicieron que llegara este momento,
Con una ya anunciada resistencia,
Que transforma sus hojas en urgencias,
Y a nuestros cuerpos en flechas de fuego.

Entre tú y yo silencio y pesadumbre,
Entre tú y yo la lumbre,
Entre tu y yo el deseo,
Entre tú y yo el retorno a la costumbre;
Y el no saber de ti, la incertidumbre.

Sé que vas a volver, más no sé cuando.
Y esa espera derrama sus venenos.
Venenos que serán sazón futura,
De furtivos, fugaces, próximos encuentros.

5.8.11

Rebirth.

I
El corazón es un potro enloquecido,
Cabalgando al borde de un desfiladero.
Franqueando apenas obstáculos gigantes,
Que a propósito le han puesto en el camino.

El corazón que se me desborda al tacto,
Y siente en slow motion ir muriendo.
Con cada grano que va desprendiendo,
Se desmorona sin ningún remedio.

El corazón yace tirado al suelo
En pequeñas partículas de tierra.
Y contemplo aquel polvo que queda
Hacerse briznas que se lleva el viento.

¿Qué agilidad tendría por necesaria,
Para correr volviendo a respirarlas?
Y no agenciarme ésta vacía caja,
Que con cada latido antes cantaba.

II
En mi pecho que se seca lentamente,
Entre malezas sentiré perderme,
Hasta que casi ya no sienta nada,
Y débil se presienta un nuevo eco.

El corazón regresa lentamente,
A través de mis fibras sensitivas,
Y se abre paso entre malezas muertas,
Demostrando que nada es para siempre.

El nuevo corazón de espíritu guerrero
Hincha esa caja solida sonora
Y entona nuevos cantos advirtiendo
Que nada detendrá su crecimiento
Que ha sido fértil al dolor el polvo:
Frágil semilla por lágrimas regada.
Y así, la historia comienza de nuevo.

22.6.11

I don't really want to know where you gone.

Te vas sin escuchar mi versión de los hechos
Luego, he de comprender lo que te importo.
Nada en mi pasado es turbio, sabes todo.

Tú abriste mi pecho y mi corazón saltaba.
Te deje contemplar mi zonas más extrañas,
Mi lado oscuro, mi antesala del infierno.
Y no hubo indicios en ti de espanto alguno.

Yo te abrí mis alas en su más amplio espectro,
Para dejarte tocar lo que llevo por dentro
Y me equivoque, y no sé hasta dónde llegue esto.

Pero nadie más que yo es capaz de actuar de mala fe,
O por lo menos piensas eso tú al respecto.
Y en ese mood se mueve ahora todo esto.

Pero, me dejas y no escuchas razones,
Al menos no las mías, por supuesto
Y ya estoy harta de buscar lo que no puedo.
Porque no soy un ángel rubio que habla lindo.
Yo soy siempre quien soy, y no te miento
Y si es con mis acciones que te ofendo
Vete, que yo de nada me arrepiento.