25.7.08

Corrígeme si me equivoco.

Hay historias sin fin en esto de las decepciones amorosas, historias circulares, de ida y vuelta, con membresías VIP en el club de los corazones rotos.
Sabes que va a salir todo mal y aun sabiéndolo, te vale madres y regresas a golpearte la espinilla en el mismo pinche mueble. Debería haber una regla universal que prohíba volvernos a enamorar de la misma persona, aunque, uno no puede asegurar si realmente te has vuelto a enamorar o es que jamás dejaste de estarlo.

En estos casos no cuenta la experiencia, no importa lo duro que haya sido el golpe, al parecer creemos que el placer que obtienes a cambio hace que valga la pena el viacrucis que ya se ve venir. Como que los que nos metemos en este tipo de camisas de once varas, tenemos alma de boxeador y por lo tanto, nos encanta que nos rompan el hocico. Ahí vamos siempre con la ilusa esperanza de que ahora si, van a salir bien las cosas. Según nosotros, la vida ya nos ha hecho demasiadas chingaderas, como para que no nos deba esta, y tenga por fuerza que ponerse a mano. Incluso hasta nos sentimos valientes y osados por volver a intentarlo.

Y yo quisiera saber ¿qué demonios tenemos en la cabeza, que nos hace pensar semejantes pendejadas?

Al final pasa lo mismo de siempre, uno se estrella inevitablemente, lo ve venir con toda claridad, lo sabe a ciencia cierta, y sin embargo, no acierta siquiera a meter las manos.

Así es, hay personas con la capacidad (supongo que nosotros mismos se las otorgamos, al parecer sin fecha de expiración) de hacernos caer una y otra vez con sus encantos (no pocas veces escasos), simplemente basta volver a verlos después de mucho tiempo, una vez que a uno se le han disipado los resquemores de lo que fue. O probablemente se debe a que uno ya trae integrado ese espíritu anti rencores que a veces más nos estorba que ayudarnos. Quién sabe porque, damos por hecho que, si después de lo que nos hicieron, aún tienen la osadía de hablarnos como si nada hubiera pasado, significa que han cambiado y que desean reparar sus errores del pasado.




Después de levantarme del suelo donde estuve carcajeándome por casi cinco minutos de semejante ocurrencia en la última oración, prosigo:

No sé donde leí que el ser humado es el único animal que comete el error de tropezar dos veces con el mismo obstáculo (¿no que muy chingones?, esto los animales lo aprenden por pura experiencia, se supone que con nuestro intelecto esto debería ser pan comido), yo creo que hay que agregar en desagravio nuestro, que el hombre ha de ser el único animal capaz de sentir amor (a menos que el otro animal en cuestion sea un protagonista de películas de Disney), porque de otro modo, en teoría, la experiencia debería ser suficiente, al menos eso es lo que la lógica indica, pero, ¿qué lógica puede haber en la mente de un individuo que al primer “mi alma” vuelve a dar las nalgas? Obvio, ninguna.

Conclusión: como dice Lenny Kravitz, esto no se acaba, hasta que se acaba (‘cause baby, it ain´t over till it´s over), ha de pasar las veces necesarias para que uno sepa con quién se esta metiendo, se ha de repetir hasta que alguno de los dos entienda que ya no hay como, ni para que, y aunque hubiera como, no hay por donde, y el para que perdiera sentido sin el como, y… eso me recordó al súper agente 86, al que a propósito del tema, siempre le salían las cosas bien por pura chiripa. Así que de hecho, la conclusión es esta: a menos que seas el súper agente 86, ni creas que regresar con un antiguo y tormentoso amor es una buena idea. La próxima vez que te topes con uno, procura salir corriendo en dirección opuesta sin detenerte hasta llegar a donde tu terapeuta (persona que te cobra por hacer lo que hace un amigo gratis) o si lo tienes, tu mejor amigo (persona que te terapea gratis con el plus de decirte que no seas pendejo antes de cada frase y que rara vez te cobra tus consultas nocturnas) se encuentren en ese momento. Huye, que en el peor de los casos más valdrá que digan: “aquí corrió”, que: “ya chafeo”.
Y para amenizar el momento y no salir del ambiente Calamaresco que rige mis actuales días, ahí les va esta rola (personas adictas al dolor: corran por los chicharos o galletas de animalito)



Y para despejar las últimas dudas que les queden, vean lo mal que se verán en el proceso, aunque las cosas al final les salgan bien:

16.7.08

Por un segundo de tu cuerpo doy el mundo.

Por puro pinche coraje, entre a ver cuanto pagan en España por llenarse las orejotas de Andrés Calamaro. No voy a pagar 1, 100 del águila por verlo lo más cerca posible, pero, mucho menos pagaré 280 por verlo al tamaño de una hormiga en los palomares del Auditorio Nacional, mientras en la madre patria la entrada general es de 23 euros (algo así como 390 pinchis pesos devaluados).
El pedo de que un artista se presente en el auditorio, es que los organizadores son los ganones, pues según lo que entiendo del negocio, los artistas cobran por presentación. Así que cuando viene un artista digamos Internacional, pero especialmente en el caso de Calamaro, se sabe de sobra que va a llenar un lugar más grande, y como solo dará conciertos en dos ciudades (La del Tequila y la de las Tunas) a huevo que los fans de corazón van a ir, ni modo de esperar a ver si luego regresa (que tal si se nos muere de una sobredosis). Entonces los organizadores piensan: estos cabrones pagaran lo que sea por ver a ese pendejo (esos cabrones no respetan al artista), así que nos dejan caer las entradas en tres botes de leche y cuatro bolsas de pañales de la Vale, más la propina del cerillo y el taxi de regreso a mi casa.
No estoy diciendo que en otras condiciones no pagaría lo propio por ver a un cabrón que me ha sacado involuntarias lágrimas, y que por primera vez se da un roll por estas tierras. Pero como ando más quebrada que un cacahuate en piñata decembrina, voy a tener que conformarme con seguir escuchando en mi reproductor mp3 al autor de unas rolas que hace años me han dado los mejores sound tracks de mis tragedias sentimentales, o que me han sacado los huevos suficientes para mandar al diablo a algún que otro patán, o mejor aun, que me han consolado en esas noches en las que la soledad amenaza con agenciarme con una depresión de dimensiones considerables.
El caso es que sé con toda seguridad dos cosas, uno, que no voy a poder asistir a ver el tan esperado concierto, y dos, que después de llenar un auditorio, no va a venir de nuevo para girarla por localillos y antruchos en los que uno decentemente paga trescientos varos, por estar a toda madre bien cerquita del artista, tomándose unas chelitas, bautizadas, si quieres, pero, en un ambiente más cercano y calido.
Yo lo que digo es, si yo pagará esos 1,100, y supiera que no son para llenar un pinche bolsillo de organizadores sin respeto por los espectadores que les están manteniendo el negocio, con gusto los pagaría. Pero tristemente no es así, por eso luego vienen artistas dizque muy chingones que normalmente traen unos shows poca madre, y aquí presentan sus conciertos sin mayores pretenciones que las que tiene un músico del metro, es decir, no presentan el show que dan en Alemania u otro país de primer mundo, no señor, vienen aquí, y ponen tres mendigos foquitos rojos, dos azules y cuatro amarillos, y uno sale feliz, porque al final pues tu vas a escuchar música, pero, ¿acaso es algo justo? Y encima pagamos más que aquellos.
Por el momento no me queda más remedio que seguir chillando.¡pues que otra!. Pero lo que no quiero es dejar pasar la oportunidad de poner esta rolita del aludido músico argentino que tantos suspiros (míos por supuesto) ha levantado.

10.7.08

De el Piporro a José José, y de Chava Flores a José Fors

Desde que tengo memoria, en mi casa siempre había un radio prendido, eso debe ser común en cualquier casa, se podría pensar, pero en mi casa no había televisión, al menos recuerdo haber pasado una larga temporada de mi vida en la que no la hubo. Mis padres son de Querétaro ambos de zonas rurales, así que a mi padre le latía escuchar la estación del barrilito (la Sinfonola), ni sé si aun existe. No sé mucho de los gustos musicales de esa época de mi mamá porque cuando yo tuve edad de recordar ya tenía cuatro hermanos mayores de 7, 9, 11 y 14 años (yo tenía cinco), así que se adueñaban del radio en la semana y los domingos le tocaba a mi padre.
A mis hermanos les gustaban cosas raras, bueno, pensándolo bien, yo empecé a tener gustos raros a partir de la secundaria (considerando lo que escuchaba entonces), anterior a eso me refine todo el repertorio de música de mis cinco parientes más cercanos, debe ser por eso que me son tan familiares Pedro Infante, Antonio Aguilar, José Alfredo Jiménez, Miguel Aceves Mejía, Cornelio Reyna, Los Tigres del Norte (todos ellos influencia del viejo). Por parte de mis hermanos hay tanto que mencionar, al mayor le gustaban cosas bien extremosas, así que una mañana entera podíamos pasarla escuchando a los Bukis, para después refinarnos la hora de los Beatles por las tardes en Radio Capital (salía a la una, eso no lo olvido, era de mis favoritas), también le latía Queen, The Doors, y en general la programación de Azul 89, que era y sigue siendo música pop en inglés y de ahí podíamos pasar hasta Demis Roussos y otras linduras. A mi hermana mayor le latía escuchar Radio Centro, donde pasaban y seguirán pasando las baladas más melosas y melcocheras de la música en español, por aquellos tiempos recuerdo a ídolos del momento como Rafael, Camilo Sesto, Roberto Carlos, Emmanuel, Miguel Bosé y el imprescindible José José, también había baladistas mujeres como Amanda Miguel, Dulce, Estelita Núñez, Manuela Torres, etc. Y súmenle las horas en las que pasaban las canciones antiguas, pero “¿clásicas?” de Leo dan, King Clave, Los Solitarios, Los Angeles Negros, y un megamadral de grupos, más los programas dedicados al rock & roll en espanol sesentero, con Tin Tops y Enrique Gúzmán a bordo, junto con Cesar Costa y otros weyes que no recuerdo.

A mi otra hermana lo que la mataba, y la matará siempre es Juan Gabriel (favor de incluirlo en las dos listas de arriba) y todos sus interpretes. Mi hermano dos años mayor que yo compartió conmigo toda esa avalancha de géneros, así que no citare sus gustos porque no me influyeron tanto, de hecho aún no me explico porque el término siendo salsero de corazón.

El caso es que a partir de que tuvieron tele y no me dejaban elegir la programación, decidí dedicar mis horas libres a rolar por el dial de mi radio, y descubrí un mundo más allá de Capital, Radio Centro, y La Sinfonola.

Descubrí que había una música prohibida y llena de peladeces que me hacía sentir cosas nuevas cuando la escuchaba; Botellita de Jerez y Rodrigo González principalmente (no me gusta el TRI), llego la movida española de los ochenta a la ciudad de los nopales y el pulque, y mis orejitas se llenaron de Toreros Muertos, Alaska, y no me apena decirlo de los Hombres G, Radio Futura, Joaquín Sabina, La Orquesta Mondragón (hola mi amor, yo soy el lobo) y muchísimos más , el rock argentino con su Charly García, Soda Stereo, Enanos Verdes, Virus , Fito Páez, y todos esos grupos que aparecen en sin fin de antologías de rock en español de los 80’s. En secundaría renuncie a las Flans para volverme el bicho raro, todas las compañeras alucinaban con la Banda Timbiriche y Luis Miguel (que raro, ¿no? Algunas cosas nunca cambian)
En la prepa empecé por apreciar más el pop británico de Elthon John, se habían vuelto iconos The Police, U2, The Cure y Depeche, ya luego vino el tiempo del metal ligero y de ese género sólo me gustaba Guns & Roses que se escuchaban por doquier, entonces llego Aerosmith (bueno, ya estaban, pero agarrarón su segundo aire), Lenny Kravitz y Red Hot Chilli Peppers (sigo alucinando con Give it away now), y en esa época me enamore de la musica de David Bowie por siempre y para siempre.
Estoy dejando fuera de este recuento, sin intención, a muchísimos más grupos y músicos solistas que lograron que hoy sea esta extraña mezcla de influencias musicales, pero como ya me extendí mucho, aquí le voy a parar.

La intención de contar todo esto es que por más que quiera no podría concebir mi vida sin haber escuchado todo lo que arriba menciono y más. Estoy de acuerdo en que uno va dejando las tendencias que de familia viene heredando para buscar su propio camino en la extensísima gama de música que este mundo nos ofrece, ¿Qué seríamos si nos quedamos con lo que nos dan y no buscamos nuestra propia identidad musical?.

Pero dentro de toda mi historia en esto de la música, tengo que hacer referencia a las “otras” rolas, esas que no podríamos considerar nunca como nuestras influencias musicales, pero que nos han hecho reír y divertirnos, porque jamás imaginamos que alguien podría ponerle música a estas hilarantes letras, porque están cantadas con un estilacho único, o porque están tan folk que dan ternura.

Esta es mi lista de canciones que no son clásicos, ni el típico Top Ten con lo más in, es un agradecimiento al kitch por existir, un reconocimiento a la cultura popular musical que difícilmente sacamos a colación, pero que ahí esta, y que no puedo decir que no es parte de mi vida, me se estas canciones por alguna razón, me gustan por algo, y no me apena decirlo. Ahí les van:


El andariego- Cornelio Reyna
La tertulia- Chava Flores
La mula chula- Antonio Aguilar
Abrazado de un poste- Lorenzo de Monteclaro
Ya vas carnal- Gerardo Reyes
La interesada- Chava Flores
Natalio Reyes Colas- El piporro
Agustín Jaime- El piporro
La Ley del Monte- Vicente Fernández
El Mudo- La Sonora Santanera

Si no conocen alguna, y desean escucharlas, todas están en You Tube. Yo solo les dejo una del Piporro con Jaime López que esta bien chingona. Disfrútenla (también se aceptan mentadas).

27.6.08

"Que Dios nos salve"

Que la titular de la Secretaría de educación, Cultura y Deporte de Matamoros (SECUDE) haya cedido a presiones de grupos católicos y conservadores referente al concierto que dará Molotov el 4 de Julio en esta ciudad, haciendo el ridículo al llamar a los menores a no escuchar “esa música de locos”, y exhortando a los mayores a no pagar por “oír mentadas de madre”, no me sorprende, tampoco que los haya mandado a disfrutar en familia del concierto de La Rondalla del Colegio San Juan Siglo XXI.

Los Molotov no son de hecho los músicos más virtuosos de México, pero es un espectáculo equiparable al de la lucha libre, los asistentes saben que habrá mentadas de madre, por eso van, es su manera de sacar toda la presión de no poder decirle en su cara al jefe lo que piensan de cómo los esta negreando, de hecho me consta que una buena sesión de mentadas de madre, relaja más que un masaje, un baño sauna, o una hora en un jacuzzi. Uno no va a que le mienten a su jefecita, si no todo lo contrario, va porque sabe que puede liberar muchas energías, y salir como nuevo después del griterío, cosa que pasa en cualquier concierto que se precie de serlo.

Si, ya se que los que vayan al concierto de la Rondalla del Colegio San Juan Siglo XXI no van a salir en las mismas condiciones, pero, imaginemos por un momento que te veas obligado a asistir a ver a La Rondalla (porque esas cosas pasan, a veces en la escuela te dan puntos extra en ciertas materias, si compras el boleto y demuestras tu asistencia a dichos recitales, o peor aun te bajan puntos si no asistes), ¿cuantas veces vas a mentarle la madre mentalmente a los maestros, al director, y la propia Rondalla?, y siendo un espectáculo musical olvidarte de echarte un sueño que compense tu presencia en el recinto, especialmente si, como es un espectáculo que se “disfruta en familia”, tienes a un lado a tu sacrosanta propinándote un pellizco cada vez que bostezas. Cuanta represión, ¿no?

¿Y la libertad de expresión? ¿Daña más un concierto de mentadas directas, o uno en el Castillo de Chapultepec al que solo pueden entrar los más adinerados del país, a los cuales ni siquiera les gusta Elthon John, pero no pueden dejar de presumir que ahí estuvieron? ¿Por qué carajos tiene una titular de lo que sea el derecho de decirme lo que puedo o no ver? ¿También es opcional leer las noticias de decomisos en Tamaulipas, porque la señora podría argumentar, que en lugar de leer noticias de esta índole, podemos leer algo más constructivo o incluso nos recomendara leer solamente noticias que podamos compartir en familia? ¿En serio piensan que el degenere se va a detener prohibiendo cosas? ¿De verdad se la cree cuando imagina un mundo más sano con gente responsable y capaz de cambiar al mundo porque en lugar de oír rechiflas se deleito en su juventud con la Rondalla del Colegio San Juan Siglo XXI?

Aclaro que nada tengo en contra de la susodicha Rondalla, ni de la gente que disfruta ese tipo de conciertos. Mi punto es que, si hay derecho a ver a RBD, a Madonna, a los Temerarios, al Reencuentro, a U2, o a la Rondalla del Colegio San Juan Siglo XXI, ¿porqué no lo hay a ver a Molotov? Cada quién paga por ver lo que le gusta, y es su problema si es un grupo fresa, grupero, dark, progresivo, ñoño, o lo que sea. Finalmente esto es un negocio, de eso vive mucha gente, no solo los músicos. Con esos criterios nada sorprendería que luego quieran cerrar todos los hoteles de paso, porque esa tampoco es una diversión que se pueda disfrutar en familia. Señores, todos cogemos, todos tenemos preferencias musicales diversas, y todos tenemos derecho a gastar nuestro dinero en lo que mejor nos parezca. Al final todos ganamos, nos ofrecen un servicio, pagamos por ello, satisfacemos nuestros deseos y se generan utilidades, negocio redondo. De cualquier modo, sus quejas solo han servido para dar promoción al concierto de Molotov, y eso ya deberían saberlo.
Y para todos aquellos que dicen que las letras de molotov las escribiría cualquier niño de primaria, pues ahí les dejo esto, para que lo corrijan sus chamacos menores de 12 años.

19.6.08

Y ahora me arrepiento.

Algo que a todos nos tiene que pasar alguna vez, es quedarnos como imbeciles dejando pasar una oportunidad de oro con alguien con quién además teníamos hartas ganas de que algo pasara.
Típico que por miedo a que todo salga del nabo, nos quedamos con las ganas, aunque sea clarísimo que la otra persona anda volando igual de bajo que nosotros.
Cuando volteamos a ver que dejamos ir la única oportunidad, porque después de que esto pasa, las cosas se enfrían (es una ley de Murphy) y no hay retorno, ya ni llorar es bueno.
Pero, sé de una todavía más dolorosa situación. Esa en la que finalmente, después de meses de andarse haciendo pendejos, por fin los dos consiguen un encuentro de bocas, manos, piernas, caderas, ugh!, y un profundísimo etcétera. Y al final, se despiden con cara de zombies y el corazón a todo volumen, pero ya desde ese momento con la certeza de que fue por única ocasión.
No sé porque demonios, pero, así es, no llamamos, a pesar de estar muriéndonos de ganas, pero eso sí, estamos más al pendiente del teléfono que si nos fueran a llamar par decirnos que ganamos la lotería, los pronósticos deportivos o el melate. Una espera absurda ya que sabemos muy bien que tampoco la otra persona va a llamarnos, y en caso de que lo haga nos pondremos en la posición de: “Si el no habla del asunto, yo ni lo menciono”. Total que ninguno de los dos dice lo que quiere decir y al final todo acaba en un desgaste emocional más fuerte que si no hubiera llamado. ¿Porqué demonios pasan estas cosas? Tengo diversas teorías para aclarar esta duda, las cuales enumero a continuación:

1 Cobardía: No nos creemos lo suficientemente a la altura de la otra persona, y pensamos que aun si nos diera una oportunidad, no tardaríamos en echarlo a perder, así que preferimos evitarnos la molestia.

2 Seguridad emocional: Sabemos perfectamente que jamás antes alguien nos había hecho sentir lo que esta persona, entendemos que será un constante desajuste de tripas el tratar de tener algo serio con el(ella), y no nos cabe la menor duda de ello, si tomamos en cuenta la falta de apetito que tan solo haber tomado esta decisión nos produce.

3 Me quedo con lo seguro: Por más que en el fondo de nuestro ser nos queda clarísimo que este wey o vieja es el amor de nuestra vida, apelamos a la fidelidad que debemos a nuestra actual pareja, a pesar de lo gris que la(o) vemos a partir de lo ocurrido con el o la susodicha (como si nos fuera a costar mucho trabajo volver a ponerle el cuerno con cualquier otro(a) que se nos atraviese luego).

4 Solo estaba jugando: Pensamos que podrán hacernos pedazos si hablamos de algo serio, pues podría suceder que la otra persona solamente nos haya tomado por algo casual, nos veríamos muy mal forzando la situación por algo que al otro no le interesa ni tan siquiera volver a mencionar. Y el miedo al rechazo, si que esta cabrón.

5 No quiero perder su amistad: Este caso en particular solo aplica a aquellas personas que de verdad se han enamorado de sus verdaderos amigos, y saben que podrían perder más de lo que ganan si la relación se va al caño.

Estos son en mi experiencia los motivos por los cuales uno es lo suficientemente bruto como para dejar ir a alguien que significaba demasiado para nosotros. De cualquier manera, no es reconfortante conocer los motivos, más bien, nos deja aun mas claro lo pendejos que fuimos por no darnos la oportunidad, por no luchar, por bajar los brazos resignados. Y aunque al final queramos confortarnos pensando que pues a ultimas eso ya paso, cada ves que escuchemos esa canción que nos hace recordarlo(a) volverá la miseria de saber que pudo haber sido de otro modo, si tan solo no lo hubiéramos pensado tanto. Y ahí estamos otra vez lamentándonos de nuestra falta de coraje, sabiendo que estábamos a una llamada de tenerlo todo, a un “¿Porqué no lo intentamos?” de obtener un ansiado “si”. Pero eso, fue hace mucho, muco tiempo.